05 marzo, 2008

Gracias Silvio por no cantar: “Canción Urgente para Nicaragua”

Carmen Herrera Vallejos

END - 19:33 - 04/03/2008


Si desde siempre he sido admiradora, no sólo de su música, sino también de su compromiso revolucionario, Silvio Rodríguez, el domingo pasado, en su concierto, me produjo un infinito respeto a su integridad revolucionaria, al no aceptar cantar: “Canción urgente para Nicaragua”, que a coro desafinado pedían muchos asistentes al cierre del concierto. Amigos y amigas que no fueron al concierto, me han desconcertado con comentarios que han escuchado en taxis y centros de trabajo que denotan tanta ignorancia que da tristeza, sobre “que Silvio no cantó la mencionada canción porque se le olvidó la letra”, otros que expresaron “que mejor ni vuelva a venir”, en fin, no entendieron la intensidad de su mensaje.

Silvio afirmó que en el actual contexto no podría cantar esa canción. Y estoy totalmente de acuerdo, al igual que miles de los que asistimos al concierto. Muchos quieren confundir el proceso vivido durante la revolución, y por el que muchos sandinistas murieron, con la farsa de que el actual gobierno es una continuidad de ese proceso. Nada más infame y lejos de la realidad.

La revolución defendió el derecho humano inalienable de las mujeres, al respetar como derecho constitucional el aborto terapéutico; la revolución rescató el laicismo del Estado; la revolución no tuvo clientes políticos, tuvo ciudadanos comprometidos en hacer una sociedad más igualitaria; la revolución no asaltó los poderes del Estado para beneficio personal de una familia; la revolución no institucionalizó el robo, ni la impunidad, ni fue para hacer ricos a una nomenclatura que al amparo de los sueños de muchos se fue enriqueciendo hasta igualar su capital con los más ricos del país, a los que dijeron combatir. Acomplejados. Qué tristeza, lo que querían era tener lo que los ricos tenían al amparo del latifundio, el analfabetismo y el fomento de la miseria.

Me preocupaba y todavía me preocupa observar cómo muchos amigos campesinos, ex colaboradores históricos de lo que fue el FSLN, sigan engañados acerca de que la familia Ortega defiende sus intereses y representa los sueños de los que murieron antes y durante la revolución. A veces siento que el proceso de desenmascarar a la actual familia Ortega- Murillo nos llevará mucho tiempo.

Pero el domingo 2 de marzo) rescaté mis esperanzas, al sentir que muchos coincidimos con Silvio Rodríguez, quien --no como cualquier cantante comercial para quien lo único que vale es lo que pagó el asistente-- se negó a darle gusto a gente que todavía no acepta que lo que vivimos hoy no es la continuación de la revolución, sino todo lo contrario: estamos viviendo un gobierno de corte ultra-derecha conservadora, pues fomenta la misoginia (odio a las mujeres); se hace acompañar de curas católicos para que “bendigan” cada acto político, institucionalizando e imponiéndonos una sola religión (propio de la época de la inquisición); gobierna para un núcleo cerrado de la sociedad (“clientela política” o consejos del poder ciudadano); asaltó la institucionalidad y el respeto de los poderes del Estado, al crear una mafia en la Corte Suprema de Justicia para gobernar a su antojo, ya que no tiene un ejército como lo tenía la familia Somoza. Es más, en el somocismo muchos guerrilleros sandinistas fueron liberados a través de juicios ganados en una Corte Suprema de corte dictatorial viciada pero que no llega a los extremos actuales, donde la justicia sólo es para Ortega y compañía.

En fin, estoy contenta de que todavía no puedan los seudos-revolucionarios-sandinistas en el gobierno engañar a un cubano que defiende un proceso, que tendrá muchos defectos, pero que no aparecen sus ciudadanos en los índices mundiales de desnutrición, analfabetismo o de muertos por hambre, como sí aparecemos nosotros. Y que no digan los del gobierno que la culpa es de los “16 años de gobiernos oligárquicos”, pues sin ellos ninguna ley ni ninguna política neoliberal pudo ser implementada en ese periodo. Es más, muchos de sus “militantes revolucionarios”, hechos diputados, magistrados, hoy pertenecen a la clase económica dominante.

http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/9956

Silvio y la canción urgente para Nicaragua

Róger Aguilar Jerez.

END - 19:32 - 04/03/2008



Domingo, 2 de marzo de 2008, cerca de las 10:30 p.m. Unos 10 mil nicaragüenses y extranjeros asistíamos a un concierto magistral ejecutado por el reconocido y mundialmente famoso cantautor cubano, Silvio Rodríguez Domínguez, después de 25 años de ausencia en nuestro país. Concluye el concierto. Silvio deja el escenario pero la gente, extasiada por una jornada poético-musical de casi dos horas, en la que ha hecho un recorrido por toda su discografía, pide más. El icono de la Nueva Trova Cubana regresa a la tarima y nos brinda uno más de sus temas. Nuevamente se va pero el público insiste. Silvio y su banda están ya dentro del vehículo que los sacaría del local del concierto. Pero la multitud sigue gritando, eufórica. Corean “¡¡urgente, urgente, urgente!! Es obvio que se refieren a la canción que Silvio nos regaló en el año 83, dedicada a nuestro pueblo combativo y revolucionario: “Canción urgente para Nicaragua.” Con seguridad, casi todos los ahí presentes, incluyéndome, pensábamos que sería la última canción que interpretaría. “¡Urgente, urgente, urgente!”, sigue gritando el público. Desde el privilegiado ángulo en que me encuentro (arriba de una torre de parlantes, a la cual me subí para observar bien el concierto) veo que Silvio se baja del vehículo y sube una vez más al escenario. La gente estalla en gritos de júbilo y cada vez más fuerte piden el tema: ¡Urgente, urgente, urgente!
Silvio parecía no escuchar bien lo que pedían a gritos; se gira a uno de sus músicos y le dice algo. El otro responde como aclarándole las dudas. Fue entonces que soltó unas frases lapidarias. Dirigiéndose a la audiencia, seguramente en una situación muy incómoda, dijo, para justificar su negativa a tocar el tema (no son palabras textuales): “Es que tengo problemas con esa canción”. La gente parecía no entender. Lo primero que pensé es que a lo mejor no la habían ensayado, pero me parecía un poco extraño. Luego los gritos se incrementaron. ¡Urgente, urgente, urgente! Las banderas de Nicaragua, Cuba y rojinegras se agitaban sin cesar. Silvio, tomando su guitarra y dispuesto a tocar un último tema, agregó: “Las realidades han cambiado”. Confieso que al escuchar lo último me quedé petrificado. Y a pesar del inconformismo de cierto sector del público, el gran cantautor cubano nos regaló su última interpretación. Y Nicaragua se quedó esperando su canción.

Quizás algunos no le den la gran importancia que tiene el hecho que Silvio no haya querido cantar la canción en cuestión. Pero en mi opinión, se trata de un claro mensaje dirigido a quienes gobiernan este país. A aquellos que se siguen llamando de izquierda y revolucionarios; que hablan en contra del imperialismo y pregonan representar a los pobres y desposeídos, al proletariado, a la clase popular. A esos que manejan un doble discurso, que tienen una doble moral. Porque dicen ser revolucionarios pero actúan como el más vil y despiadado de los capitalistas de derecha que podamos encontrar sobre la faz de la tierra. Revolucionarios y militantes de izquierda, marxistas confesos pero con millones de dólares en cuentas de bancos, seguramente en Suiza o Gran Cayman. Con grandes empresas, inversiones de capital, inmensas propiedades, parque vehicular de lujo, que los asemeja más a un Donald Trump o Carlos Slim que a un Ernesto “Che” Guevara o Carlos Fonseca Amador.

La actitud de Silvio Rodríguez y su negativa a cantar el tema referido demuestran el gran desprestigio que a nivel de la verdadera izquierda internacional tienen los dirigentes del partido de gobierno. Y particularmente, a nivel de la Cuba socialista, la Cuba de Fidel, la Cuba revolucionaria que se ha sostenido incólume y que ha sido ejemplo para todos los pueblos de la Tierra, ese desprestigio no es de ahora.

Unas semanas después que el partido actualmente en el poder venciera en los comicios de noviembre de 2006, Celia Hart, hija de los destacados revolucionarios cubanos Armando Hart y Haydée Santamaría, y militante del Partido Comunista de Cuba escribió una carta conteniendo una dura crítica sobre la actitud de la “izquierda” que supuestamente representa el FSLN. A dicho documento no se le dio mucha publicidad y casi nadie lo comentó. Pero fue un golpe duro para el danielismo. Decía Celia, en un párrafo: “….la dirección del FSLN sin sacar las cuentas necesarias, apeló por cuatro veces a las urnas. Cada vez se despintaba más el rojo de su bandera. Ahora creen que por fin ganaron la batalla. Sucede que han volteado tanto a la derecha, que ya es un partido electoral y que aquella organización revolucionaria que nos hizo vibrar en los 80 es uno más de los partidos electorales que nos andan sobrando en nuestra región. Los sandinistas y sus seguidores, entre los que me cuento, debemos denunciar a viva voz que nos han expropiado el nombre y se lo han colocado a un partido que ha considerado oportuno la unidad con los enemigos para vencer.”

Obviamente, ni la actitud de Silvio Rodríguez ni la opinión de Celia Hart representan la posición oficial del gobierno revolucionario de Cuba frente a la farsa de gobierno izquierdista que mal dirige a nuestra nación. Pero muy en el fondo, estoy convencido de que toda la dirigencia cubana, a nivel de gobierno y partido, Fidel y Raúl, incluidos, piensan lo mismo de este FSLN del siglo XXI. Y es muy significativo que Fidel, en su período de convalecencia del último año y medio, haya recibido en su lecho a algunos dirigentes internacionales como Hugo Chávez, Lula da Silva, el presidente de Vietnam, entre otros, pero el eterno y máximo líder del “sandinismo” no haya podido ni siquiera tomarse una foto a la par del ex dirigente pero siempre guía de la Revolución Cubana.

Así ven desde afuera a los dirigentes del FSLN del siglo XXI. Así de tan desprestigiados están. Y creo que a estas alturas es imposible revertir esa percepción negativa. Pero en fin, seguramente a ellos ni les importa. Con tal de alcanzar el poder y permanecer en él por la eternidad y acumular más riquezas de las que poseen hasta la fecha, no sólo seguirán haciendo pactos y amarres con la derecha y el gran capital nicaragüense. No se limitarán a continuar manteniendo, para complacencia de la Iglesia Católica la penalización del aborto terapéutico y romper con una tradición de más de un siglo de Estado laico. No desistirán de seguir cometiendo toda clase de violaciones y manipulaciones a las leyes del país, pasando por encima del Estado de Derecho las veces que haga falta. Con tal de lograr sus objetivos de perpetuarse en el poder per secula seculorum, con toda seguridad, un día de estos descenderán hasta el mismísimo infierno para hacer un pacto con Satanás, si fuese necesario. Pero que se cuide Lucifer de esta clase de “revolucionarios”. Si no se asesora bien en esa hipotética negociación puede hasta perder el trono que ocupa en su legítimo averno.


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