19 septiembre, 2006

Rebeldía y juventud al borde de los 60

PEDRO DE LA HOZ

Pareciera una carrera por recuperar el tiempo. Silvio, el rebelde, el insumiso, el incómodo, el transgresor, el de finales de los sesenta, el de las botas cañeras, el que cayó mal a los adoradores del pop y el realismo socialista, no es muy distinto a este que salda cuentas —no con el pasado, sino de cara al futuro — con Érase que se era, título de sabor fabular en el que resume parte de su mítica producción inicial.

"El 90% de las canciones no estaba en discos" —aseveró el juglar ante la prensa, en un encuentro introducido por su amigo de los años, el poeta y cineasta Víctor Casaus.

De los 25 temas, solo habían sido registrados en este soporte El papalote, sensible balada sobre un personaje popular de su natal San Antonio de los Baños; Discurso fúnebre, incluido alguna vez en una antología del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, y el clásico Fusil contra fusil. "La canción de la trova se hizo popular por haber sido por más de veinte años portada de un programa radial", acotó. Sin embargo, olvidó que el segundo corte del primer disco Todo el mundo tiene su Moncada formó parte de un extended play editado por Casa de las Américas al filo de los setenta, que incluyó también obras de Pablo Milanés y Noel Nicola.

Lo cierto es que estas canciones integran la banda sonora de una generación y se instalan, con fuerza mayor y derecho propio, en las que transitan actualmente: "Pienso que estos temas, de un modo u otro, tienen vigencia; al revisarlas, aunque no fue mi propósito, me di cuenta de que estaban pegadas a la realidad actual", sentenció.

Quiso demostrar, como ya dijo antes en la campaña promocional de la producción discográfica, la diversidad temática que lo movía por entonces, antes de su primer disco personal, Días y flores. En Érase hay también canciones que fueron experimentales en su momento. "Y me ha conmovido que algunos de los jóvenes que las escucharon no las encuentren viejas".

Una prueba la dio el propio Silvio con un testimonio: "Tal vez la que más peligrosamente parezca perecedera sea Epistolario del subdesarrollo. Habla de cosas muy puntuales, por ejemplo, del Congreso Cultural de La Habana que aconteció en 1968, pero cuando la grabamos, una de las muchachas del cuarteto Sexto Sentido me dijo: ‘Parece escrita hoy’. Y mi hija, que tiene 30 años, lo mismo".

Seguramente dará que hablar Terezín. En ella, Silvio habla de "una pesadilla blanca / de chimeneas quemando sangre / para hijos de Judea / con rara estrella y rostro de hambre", en alusión de uno de los campos de concentración nazis donde se consagró el Holocausto.

Los acontecimientos en el Medio Oriente confirman una especie de vuelta de tuerca de la situación: Israel masacra a palestinos y libaneses con idéntica saña a la que las hordas de Hitler la emprendió contra los judíos. Para Silvio, tal agresión es inadmisible. Comentó que tal parece "que [Israel] quiere consumar la anexión de esos territorios".

"Sigo debiendo canciones", apostilló el trovador interpelado sobre la posibilidad de continuar reuniendo producciones que revisitasen su extenso repertorio. Silvio emprenderá próximamente una gira por España para presentar el disco y satisfacer la demanda de escucharlo.

Irá acompañado por el trío villaclareño de cuerdas pulsadas Trovarroco (Rachid López, Máikel Elizalde y César Vacaró), su compañera, la flautista Niurka González Núñez y el percusionista Oliver Valdés. Al regreso, en septiembre, aspira a presentar el mismo concierto en La Habana, "en un teatro bonito, ya veremos".

En noviembre cumplirá sesenta años. Le robó al compositor Roberto Valera una frase ingeniosa: "Estoy llegando a la edad del Cerelac". Al llegar a esa cota de años, el trovador prometió que "a lo largo de un año haré recitales donde complazca únicamente peticiones".

Otro de sus proyectos, al regreso del periplo, será comparecer en el programa que Radio Rebelde dedica a los Cinco luchadores antiterroristas cubanos prisioneros en cárceles norteamericanas, para dedicarles a ellos el álbum doble expresamente.

Llevado al plano de la actualidad, el fundador de la Nueva Trova confesó: "Cuando estaba haciendo El necio, pensaba en Fidel. No pensaba que era él exactamente, pero sí que tenía mucho que ver con él, y efectivamente, cuando escuchó la canción parece que le gustó y después siempre me la pedía.

También sucedió con El Mayor. Cuando la estrené, en el centenario de la caída de Ignacio Agramonte, recuerdo que en esos días Armando Hart, que está aquí y a quien vi por esos días en casa de Haydée Santamaría, me dijo: ‘Fidel y yo nos sabemos tú canción, ¿quieres que te la diga?’ No sé si Fidel realmente la sabía, pero Armando me recitó un pedacito. Esa es una canción que le pudiera gustar, por lo menos sé que en aquel momento le gustó. Ahora bien, hay una canción que no sé si a Fidel le guste, pero cada vez que la canto pienso en él: Rabo de nube. Porque Fidel es eso, como un rabo de nube".

Para quienes no recuerden la canción, aquí están sus versos: "Si me dijeran / pide un deseo, /preferiría un rabo de nube, / un torbellino en el suelo / y una gran ira que sube. / un barredor de tristezas, / un aguacero en venganza / que cuando escampe parezca / nuestra esperanza".

El irreductible, el indómito, el leal trovador levantó su palabra nuevamente al responder otra pregunta sobre la actualidad política cubana: "¿Hablan de una transición hacia el capitalismo? Yo sigo de este lado y me parece que voy a seguir".

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