19 septiembre, 2006

Silvio en Londres 22-09-2006


SILVIO RODRÍGUEZ EN CONCIERTO EN BARBICAN HALL, LONDRES
Por: Laura Mendoza 2006-09-12




LA HABANA, 12 DE SEPTIEMBRE (WORLD DATA SERVICE).- Anunciado en la página web del Barbican Hall, de Londres, como el Padrino del Movimiento de la Nueva Trova Cubana, el cantante y compositor Silvio Rodríguez ofrecerá un único concierto en ese centro cultural el próximo día 22, confirmó la versión digital del diario cubano Granma Internacional.

Promovida por el Music Fund for Cuba, una fundación de solidaridad con la Isla, la presentación servirá para recaudar dinero con destino a la reparación del teatro habanero Miramar y estará animada, además, por varios artistas británicos como el guitarrista John Williams, Madness y Ska Cubano, entre otros.

A inicios de agosto último, durante el lanzamiento en La Habana de Érase que se era, su más reciente disco, Rodríguez adelantó que cantará dos o tres temas con el acompañamiento de lujo de Williams. El músico, según contó Silvio en esa ocasión, ha donado instrumentos musicales a escuelas de arte cubanas, misión que lo une al Music Fund for Cuba desde su creación en el 2001.

La actuación, para la que ya están vendidas todas las localidades, será la primera del trovador cubano en el Reino Unido desde inicios de la década del 90 y está enmarcada dentro un programa que el Barbican titula Una parte del mundo y Raíces.

El autor de Ojalá subirá al escenario con el trío Trovarroco, el percusionista Oliver Valdés y la flautista Niurka González, ensemble con el que ha venido presentándose hace varios años y con el cual realiza actualmente una gira por España.

En Galicia, comenzó el periplo de Rodríguez por la nación ibérica a finales del mes pasado. De los cuatro recitales que había programado para esa provincia, Silvio solamente ofreció un concierto gratis "en solidaridad" con la región, afectada por incendios que arrasaron el 10 por ciento de su territorio.

Bilbao, Sevilla, San Sebastián, Pamplona, Zaragoza y Madrid, entre otras, son las ciudades incluidas en el itinerario de Rodríguez.

Esta es la segunda vez este año que Silvio viaja a España. La primera fue en abril para recoger el Premio Latino a los logros de toda una vida.

Video: LOCURAS

Silvio y Pablo interpretando la canción LOCURAS

Presentación oficial de "Erase que se era"

palabras de Victor Casaus

Este es un disco hecho desde diversas sustancias queridas: la poesía, la memoria, el compromiso, la guitarra, la ética, la amistad, la belleza.

Probablemente la maravilla mayor sea que esas categorías de la vida se interrelacionan, se entrelazan, se entremezclan en las músicas, las palabras, las imágenes que lo componen para entregarnos 25 canciones en las que navegan sueños y certezas, propuestas e interrogaciones, alaridos del amor y susurros de las complicidades vividas y por vivir.

El trovador que asume tales responsabilidades lo deja claro y declarado en esa Consagración (de la primavera poética) con que se inicia la obra, firmada con dos apellidos a la altura de marzo de este año: “Érase que se Era no es más que mi insistencia en reparar un vacío; un pago más de mi deuda con la acumulación de experiencias que me llevó hasta Días y Flores”. “Por entonces escribía a diario, a un ritmo mayor que mis posibilidades de mostrar lo hecho, así que muchas canciones se me iban quedando sin exponer. Algunas las canté solo una vez, otras nunca”.

Por ello aparecen aquí canciones que han permanecido latiendo para algunos de sus contemporáneos cercanos en esos sitios que la vida llama memoria y la memoria llama, en casos como estos, para entendernos mejor, la vida misma.

De ahí que este sea, también, un disco lleno de vida: de muchos de los componentes inquietantes, contradictorios y formidables de la vida: las iras y los riesgos, las ternuras y las tensiones, las luces y las sombras que, en su mixtura interminable, parecen poner a prueba constantemente al bicho humano que somos: imperfecto, querible, potencializador del amor y capaz de la maravilla de la entrega.

Las dedicatorias que anteceden y encaminan los rumbos de este disco son parte sin duda de esa entrega, de aquella memoria:

A aquellos años provocadores; a la diversidad que nos hizo; a mi soñadora, contradictoria y entrañable generación dedico estos aprendizajes.

Lleguen además con infinito amor hasta Aida Santamaría y Noel Nicola, seres rotundamente inolvidables.

Si esta presentación tuviera un esquema o guión previo este sería el momento de abandonarlo, al calor de esas evocaciones tan cercanas por auténticas, tan actuales por vigentes. Y por allí llegarían, llegan, aquellas imágenes de su primer recital público, en la salita de Bellas Artes, titulado Teresita y nosotros por sus organizadores, los (entonces) jóvenes poetas de El Caimán Barbudo, en cuyas páginas vivimos y recreamos esas atmósferas que estas canciones nos traen ahora de vuelta, nos han traído siempre de vuelta para (re)confirmarnos en las verdades salvadas y en los valores de aquellos años provocadores que nos hicieron, pues vivirle a la vida su talla tiene que doler, como nos anunciaba, a la altura del año 70 el trovador en la canción dedicada a su soñadora, contradictoria y entrañable generación.

Esa canción abre, por derecho propio, el discurso de este disco que tiene, a su vez, como pocos, el derecho de llamarse disco de autor:

Yo no reniego de lo que me toca,
yo no me arrepiento pues no tengo culpa,
pero hubiera querido poderme jugar
toda la muerte allá, en el pasado,
o toda la vida en el porvenir que no puedo alcanzar.
Y con esto no quiero decir que me pongo a llorar.
Sé que hay que seguir navegando.
Sigan exigiéndome cada vez más,
hasta poder seguir
o reventar.

En su “Rosa náutica” de hoy, Silvio adelanta esta explicación rápida para uno de los textos más desgarradoramente humanos y sinceros de la canción (y la poesía) de la Isla: “Acaso fuera un retrato, entre muchos posibles, de la compulsión moral que significaron aquellos años de Revolución para los jóvenes de entonces”.

Retrato de una generación que, magia del talento y la comunicación transparente, pasa a las siguientes en un acto revelador de esa continuidad creadora que anima, de manera sorprendente y admirable, la obra del trovador. Si sus contemporáneos compartimos abiertamente los temas de sus canciones, también hemos tenido el privilegio de ser testigos de otra maravilla: ver y sentir cómo los textos del trovador son aprendidos y, sobre todo, aprehendidos por las generaciones siguientes que también las han incorporado a sus aprendizajes imprescindibles de la vida.

Silvio ha sido, es, en ese sentido, el cronista sistemático y apasionado de su época, a la que ha mirado desde los territorios sabios y riesgosos de la complejidad comprometida. Este disco también da fe de ello, trayéndonos a primer plano, a través de ese rescate que la obra misma supone, los temas que el trovador adelantó arriesgó en muchas de sus canciones que hoy conservan actualidad renovada, vigencia esencial.

La memoria forma parte imprescindible de esta obra. Por una parte, por supuesto, la selección misma de las canciones es deuda interna esta sí pagable desde la memoria, como lo confiesa el trovador. Por ello las canciones podrían pasar, pasan, como en un caleidoscopio delante de nuestros ojos: los de ayer, los de hoy y, estoy por apostarlo, los de mañana: “Fusil contra fusil” (la compuse en 1968, en Varadero, después de terminar “La Era está pariendo un corazón”); “Todo el mundo tiene su Moncada” (“menos mal que existen / los que no tienen nada que perder”); “Terezín”, que propone, desde su universalidad, lecturas nuevas en este mundo de hoy, el de ahora mismo, donde la injusticia y el terror quieren imponer sus designios, sus guerras, a la inmensa Humanidad de los pobres y los excluidos.

“Memoria”, biografía personal y de muchos, Érase que se Era es también testimonio de otras guerras: las interiores, en las que han estado inmersas estas canciones durante décadas, luchando a su modo poético y comunicador, para que seamos, todos, “un tilín mejores” y el mundo mismo se proponga ser y sea parte de aquel mejoramiento humano que el poeta mayor definió en sus palabras y en sus acciones hace más de un siglo. Este disco da fe de la dimensión íntima de algunas de aquellas escaramuzas libradas desde los territorios de búsqueda de la juventud: estados de ánimo que todavía comunican su incertidumbre, su desasosiego, porque no hay recetas ni en aquella ni en ninguna otra generación para esas interrogaciones que pertenecen, probablemente, a las esencias del ser humano.

Hay, también, otras guerras libradas y librándose hoy, desde estas canciones, a favor de la ética, esa otra sustancia querida y necesaria, en el contexto planetario que intenta negarla y en los contextos interiores del hombre y la mujer de nuestros días. Silvio nos entregó, una década atrás, aquella declaración de principios, vigente y renovada en estos días, en su canción “El necio”, escrita en el filo de una crisis en la que se anunciaba el fin de la Historia y la cancelación indefinida de la utopía. En este recuento de hoy aparecen, como veremos y oiremos, las raíces de esa actitud ética, comprometida y comprometedora, que anima desde la pasión y el análisis (a veces, incluso, desde la desesperación) aquellas búsquedas que trajeron estas certezas: certezas que, a su vez, deberán ser puestas a prueba por la sabiduría de la poesía y de la gente, en un renuevo incesante que la vida y la Historia anuncian hoy como imprescindible.

De uno en fondo pasábamos por la misma canción (…) Era imposible pasar un solo día sin morir, / sin gritar, sin reír, sin comprender, sin amar. / Qué desastre de gente que no podía estar en paz.

Érase que se Era de la forma apasionada que esta canción anuncia y propone. La voz del trovador ha estado aquí durante estos años también para recordarnos que, como en “los tiempos del Coppelia recién inaugurado”, con sus “tertulias con poetas que, además, me convidaban a cantar entre ellos”, siguen teniendo vigencia ciertas verdades construidas entonces a varias manos “posiblemente una noche ebria de chocolate bizcochado”. Una de aquellas verdades arriesgaba que “el mejor (el más revolucionario) no es el que más se calla, sino el que más participa”. La obra toda del trovador ha defendido con su palabra esa verdad compartida, que ahora muestra sus raíces en esta fiesta de la memoria. Qué desastre de trovador que no puede estar en paz con los convencionalismos, las retóricas, los falsos compromisos y las lentejuelas físicas y mentales. Qué alegría compartir con él, con ustedes, estos momentos, aquellos sueños y los sueños que vendrán mañana, cuando también habrá que “escribir textos dignos de los clásicos, de los rebeldes, de los fundamentales que admirábamos” y admiramos.

Hay otra historia, parte de la Historia mayor, también mostrándose, subterránea y hermosa, en estas canciones: la de la nueva trova cubana, que nació al calor de aquellas búsquedas y fue parte de aquellas batallas libradas desde la autenticidad y el talento. Algunos apuntes de la “Rosa náutica” recuerdan que “La canción de la trova” fue uno los primeros clips incorporados al Noticiero ICAIC Latinoamericano. Alfredo Guevara y Santiago Álvarez desde el ICAIC y Haydée Santamaría desde la Casa de las Américas apoyaron y defendieron aquella vertiente de la canción cubana, heredera de la trova tradicional pero incomprendida por nueva y sospechosa por compleja, pecados que algunas mentes se resisten a aceptar porque rompen las barreras sagradas de las repeticiones y ponen en peligro los territorios del mal gusto y la banalidad.

Para saldar otras cuentas del cariño, nos dice ahora Silvio, “casi cuatro décadas después, el gran Adriano Rodríguez, uno de los trovadores” que le inspiró “La canción de la trova”, “me hace el honor de coronarla con su excepcional segunda voz. Podría decirse que semejante dádiva completa una perfecta vuelta de espiral”.

Si esta presentación tuviera un esquema o guión previo este sería el momento de volver a él para ofrecer las informaciones puntuales y mencionar a los artistas que Silvio convocó para este viaje a la memoria de todos: Niurka González, acompañadora además de otras travesías igualmente amorosas; los sonidos traídos por Pancho Amat, Maykel Elizarde, Elmer Ferrer, Ariel Sarduy, Oliver Valdés, Ernesto Bravo, y las voces de Kathelee Hernández Curbelo, del Cuarteto Sexto Sentido, y de integrantes del Coro Nacional bajo la dirección de Digna Guerra.

A la imagen fotográfica que nos espera desde la portada del disco, pedida a los archivos siempre sorprendentes de Mayito García Joya, se une también la imagen en movimiento para re-crear, a esta altura del tiempo transcurrido, aquel “Epistolario del subdesarrollo”, que Silvio hilvanó en los años finales de la década del 60, cuando “un viaje fuera de Cuba era tan inimaginable como remontarse al cosmos. A través del cine la juventud nos comenta hoy el trovador desde su “Rosa náutica” veía el mítico mundo exterior y sus modas, y algunos trataban de imitarlo desde sus escasos recursos. Esta canción habla de jóvenes que no suelen ser vistos como vanguardias de la sociedad; de muchachos para quienes el bienestar no parece proceder de vivir a la altura de su tiempo sino del hedonismo. “Epistolario del subdesarrollo”, entre otras cosas, pretende darles voz a seres humanos quizá no tan ejemplares, pero ante quienes toda sociedad deberá rendir cuentas.” Jorge Perugorría y Ángel Alderete han realizado el videoclip que integra sus propuestas visuales a las ideas de aquella canción desgarrada y todavía desgarradora hoy, cuando continúa siendo “un desafío manifiesto al llamado primer mundo, aquí representado por Europa”.

Como se ha ido viendo en estas notas apresuradas, Érase que se Era integra piezas, elementos, lenguajes para que su autor, Silvio Rodríguez, soñador incansable, nos proponga ideas y nos haga preguntas cuyas respuestas no se encuentran fácilmente, con solo mirar al reverso de la hoja, como sucede en las revistas de acertijos. El talento de Eduardo Moltó, diseñador y artista digital, supo descifrar el sentido del trovador, para entregarnos este objeto de la belleza y el pensamiento que tenemos ya casi en nuestras manos.

Entre las diversas sustancias queridas de que he hablado aquí se encuentra la amistad. Por ello, por ella, navegan a lo largo de las páginas de esa obra las viñetas inconfundibles de otro soñador interminable, Roberto Fabelo, anotadas en alguna hoja ya convertida en memoria viva, mientras escuchaba algunos de los temas de este disco.

A partir de estos días, cuando este disco esté llegando a diversas regiones geográficas del planeta, miles de silviófilos que en el mundo son llegarán a sus sonidos y a sus páginas para dar continuidad a una forma de la amistad compartida en la distancias y en las cercanías. Ahí se renovarán esos sentimientos que han unido a esas personas con el rastro de inteligencia y de luz que las canciones de Silvio han dejado para muchos de nosotros. Ahí aparecerán nuevos ojos y nuevos oídos para inaugurar amistades inminentes que el tiempo llenará, poco a poco de memoria.

Desde la página central de este disco, el trovador nos mira, “con César Vallejo y otros poetas”, una tarde del año 1979, desde el patio de la casa de Guillermo Rodríguez Rivera. La maravilla de la técnica fotográfica, incluso en aquella época preinformática, hizo posible sentar a César Vallejo entre nosotros, con bastón y traje negro, para celebrar la pasión con que aquellos poetas, en una mesa de la heladería Coppelia, habíamos jurado llegar alguna vez hasta su tumba. El primero en hacerlo fue Silvio. Allí, en las soledades de un famoso cementerio parisino, le dejó un mensaje que decía:

César:

Como una vez nos prometimos hace años, aquí estamos todos ante ti en el primero que llega a tus restos.

Víctor Casaus
Antonio Conte
Guillermo Rodríguez Rivera
Luis Rogelio Nogueras
Raúl Rivero
y Silvio Rodríguez

Cubanos de la Revolución

París, 20 de marzo de 1979

Dedico esta presentación de Érase que se Era a Luis Rogelio Nogueras y a Noel Nicola, hermanitos del alma, para los que siempre se estarán levantando la guitarra, los abrazos y el amor.

fuente: La Jiribilla
fotos: Ivan Soca

Sigo debiendo muchas canciones

afirmó en conferencia de prensa el trovador cubano Silvio Rodríguez

Sigo debiendo muchas canciones

Johanna Puyol y R. A. Hernández • La Habana

“Sigo debiendo muchas canciones”, afirmó en conferencia de prensa el trovador cubano Silvio Rodríguez, con motivo de la presentación de su último disco Érase que se Era.

En una vuelta a sus años más prolíficos, anteriores a su primer disco en 1975, Días y flores, el cantautor ha sacado a la luz “todas esas canciones que se me fueron quedando en esa etapa inicial”. La fuente es rica y la selección fue trabajosa y delicada. Así lo reconoce Silvio cuando recuerda que “en esa fecha hacía 10 años que estaba componiendo y ya tenía cientos de canciones escritas”.

El resultado ha sido un disco doble de 25 temas ­con excelente diseño de Eduardo Moltó e ilustraciones del pintor Roberto Fabelo­ entre los que se encuentran algunos que nunca fueron grabados con anterioridad como “El barquero”, “La canción de la trova”, “El matador” y “Terezín”, entre otras. Sin embargo, a una pregunta de La Jiribilla sobre la actualidad de los temas afirmó que “todas las canciones de este disco tienen cierto grado de vigencia, alguna forma de afianzarse a la realidad actual”, como se corrobora en el caso de “Terezín” (1868), canción dedicada a los niños judíos asesinados por el nazismo que encuentra un doloroso reflejo en los niños libaneses que mueren cada día o “Fusil contra fusil” que, inspirada en las enseñanzas del Che, habla sobre la toma de las armas cuando no existe “otra manera de resolver las cosas”, “no porque nadie quisiera matar a nadie, sino porque esta fue la única forma que nos dejaron. Mira lo que pasa en el Líbano, lo que le siguen haciendo a Palestina…”

El prestigioso autor, que cumplirá 60 años el 29 de noviembre, al ser interpelado acerca del próximo cumpleaños de Fidel, afirmó que no solo le regalaría su música: “le regalo hasta mi persona”, y reveló que existe una canción en particular que identifica con la figura y la personalidad del Comandante: “Rabo de nube”, y añadió: “Veo a Fidel y me parece que es parte de esa canción, porque Fidel es una especie de rabo de nube que barre con todo lo feo”.

El artista también comentó sobre las reacciones de los extremistas miamenses en los últimos días, los festejos de la “gente con mal gusto”, animada por los medios que se alimentan de este espectáculo, “lo estimulan y posiblemente les pagan a muchos de los que se paran ahí a hacer payasadas”. Al respecto, dejó clara su posición ante las provocaciones de los que están “del otro lado”: “Sigo de este lado y me parece que voy a seguir aquí”.

Declaró también que ha pensado mucho en los Cinco Héroes cubanos prisioneros en EE.UU. y en las noticias que han podido recibir en su aislamiento. Al conocer que solamente pueden escuchar la radio, propuso dedicar “un programa de radio especial para ellos, donde yo comentaría mis canciones”.

Silvio prepara actualmente una gira internacional que comenzará este mes en España y que comprenderá 15 conciertos en varias ciudades de ese país. Luego viajará a Londres, donde tendrá oportunidad de tocar con el notable guitarrista John Williams. Lo acompañarán en su itinerario el Trío Trovarroco, grupo de cuerdas de Villa Clara; Niurka González en la flauta y el clarinete y Oliver García en la percusión.

Como buena noticia para los incontables admiradores de su música confesó que prepara un nuevo repertorio en el que incluirá “todas esas canciones que siempre me piden y nunca canto” con los números más célebres que le han ganado la admiración internacional y lo han hecho una de las figuras insignes de la Nueva Trova y de la música cubana de todos los tiempos.

fuente: La Jiribilla
foto: Ivan Soca

Rebeldía y juventud al borde de los 60

PEDRO DE LA HOZ

Pareciera una carrera por recuperar el tiempo. Silvio, el rebelde, el insumiso, el incómodo, el transgresor, el de finales de los sesenta, el de las botas cañeras, el que cayó mal a los adoradores del pop y el realismo socialista, no es muy distinto a este que salda cuentas —no con el pasado, sino de cara al futuro — con Érase que se era, título de sabor fabular en el que resume parte de su mítica producción inicial.

"El 90% de las canciones no estaba en discos" —aseveró el juglar ante la prensa, en un encuentro introducido por su amigo de los años, el poeta y cineasta Víctor Casaus.

De los 25 temas, solo habían sido registrados en este soporte El papalote, sensible balada sobre un personaje popular de su natal San Antonio de los Baños; Discurso fúnebre, incluido alguna vez en una antología del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, y el clásico Fusil contra fusil. "La canción de la trova se hizo popular por haber sido por más de veinte años portada de un programa radial", acotó. Sin embargo, olvidó que el segundo corte del primer disco Todo el mundo tiene su Moncada formó parte de un extended play editado por Casa de las Américas al filo de los setenta, que incluyó también obras de Pablo Milanés y Noel Nicola.

Lo cierto es que estas canciones integran la banda sonora de una generación y se instalan, con fuerza mayor y derecho propio, en las que transitan actualmente: "Pienso que estos temas, de un modo u otro, tienen vigencia; al revisarlas, aunque no fue mi propósito, me di cuenta de que estaban pegadas a la realidad actual", sentenció.

Quiso demostrar, como ya dijo antes en la campaña promocional de la producción discográfica, la diversidad temática que lo movía por entonces, antes de su primer disco personal, Días y flores. En Érase hay también canciones que fueron experimentales en su momento. "Y me ha conmovido que algunos de los jóvenes que las escucharon no las encuentren viejas".

Una prueba la dio el propio Silvio con un testimonio: "Tal vez la que más peligrosamente parezca perecedera sea Epistolario del subdesarrollo. Habla de cosas muy puntuales, por ejemplo, del Congreso Cultural de La Habana que aconteció en 1968, pero cuando la grabamos, una de las muchachas del cuarteto Sexto Sentido me dijo: ‘Parece escrita hoy’. Y mi hija, que tiene 30 años, lo mismo".

Seguramente dará que hablar Terezín. En ella, Silvio habla de "una pesadilla blanca / de chimeneas quemando sangre / para hijos de Judea / con rara estrella y rostro de hambre", en alusión de uno de los campos de concentración nazis donde se consagró el Holocausto.

Los acontecimientos en el Medio Oriente confirman una especie de vuelta de tuerca de la situación: Israel masacra a palestinos y libaneses con idéntica saña a la que las hordas de Hitler la emprendió contra los judíos. Para Silvio, tal agresión es inadmisible. Comentó que tal parece "que [Israel] quiere consumar la anexión de esos territorios".

"Sigo debiendo canciones", apostilló el trovador interpelado sobre la posibilidad de continuar reuniendo producciones que revisitasen su extenso repertorio. Silvio emprenderá próximamente una gira por España para presentar el disco y satisfacer la demanda de escucharlo.

Irá acompañado por el trío villaclareño de cuerdas pulsadas Trovarroco (Rachid López, Máikel Elizalde y César Vacaró), su compañera, la flautista Niurka González Núñez y el percusionista Oliver Valdés. Al regreso, en septiembre, aspira a presentar el mismo concierto en La Habana, "en un teatro bonito, ya veremos".

En noviembre cumplirá sesenta años. Le robó al compositor Roberto Valera una frase ingeniosa: "Estoy llegando a la edad del Cerelac". Al llegar a esa cota de años, el trovador prometió que "a lo largo de un año haré recitales donde complazca únicamente peticiones".

Otro de sus proyectos, al regreso del periplo, será comparecer en el programa que Radio Rebelde dedica a los Cinco luchadores antiterroristas cubanos prisioneros en cárceles norteamericanas, para dedicarles a ellos el álbum doble expresamente.

Llevado al plano de la actualidad, el fundador de la Nueva Trova confesó: "Cuando estaba haciendo El necio, pensaba en Fidel. No pensaba que era él exactamente, pero sí que tenía mucho que ver con él, y efectivamente, cuando escuchó la canción parece que le gustó y después siempre me la pedía.

También sucedió con El Mayor. Cuando la estrené, en el centenario de la caída de Ignacio Agramonte, recuerdo que en esos días Armando Hart, que está aquí y a quien vi por esos días en casa de Haydée Santamaría, me dijo: ‘Fidel y yo nos sabemos tú canción, ¿quieres que te la diga?’ No sé si Fidel realmente la sabía, pero Armando me recitó un pedacito. Esa es una canción que le pudiera gustar, por lo menos sé que en aquel momento le gustó. Ahora bien, hay una canción que no sé si a Fidel le guste, pero cada vez que la canto pienso en él: Rabo de nube. Porque Fidel es eso, como un rabo de nube".

Para quienes no recuerden la canción, aquí están sus versos: "Si me dijeran / pide un deseo, /preferiría un rabo de nube, / un torbellino en el suelo / y una gran ira que sube. / un barredor de tristezas, / un aguacero en venganza / que cuando escampe parezca / nuestra esperanza".

El irreductible, el indómito, el leal trovador levantó su palabra nuevamente al responder otra pregunta sobre la actualidad política cubana: "¿Hablan de una transición hacia el capitalismo? Yo sigo de este lado y me parece que voy a seguir".

UN RECORRIDO POR EL DISCO

El núcleo del trovador

Por Karina Micheletto

Los temas que integran Erase que se era fueron compuestos por un Silvio Rodríguez veinteañero, que todavía no imaginaba Nuevas Trovas ni canciones que se convertirían en emblemas. Pero que, queda claro, ya comenzaba a dibujar esa historia. Escuchar estos temas, en el formato acústico de siempre, con los arreglos sutiles de una banda que va sumando múltiples instrumentos, es como volver a descubrir el núcleo del trovador, develado desde el presente. Los temas conocidos (por estar incluidos en algunos discos o en las grabaciones caseras de recitales que circulan por distintas vías) se mezclan con descubrimientos como “No aparezcas más sin avisar”, una canción que el autor define como “ofrenda beat a una musa torturante y una especie de complemento de ‘Ojalá’”.

Además de incluir un videoclip, el disco doble trae un plus: la historia de la gestación de cada una de estas canciones, narrada por el autor. Así se sabe que varios temas fueron escritos a bordo de distintos barcos pesqueros, con los que Silvio Rodríguez llegó hasta las costas de Africa en iniciáticos viajes de juventud, o que cierta joven norteamericana con un talento especial para la pintura sirvió de inspiración para temas como “Judith”, “Una mujer” y “El día en que voy a partir”. O que “Nunca he creído que alguien me odia” nació cuando alguien le confesó al cantautor que lo había esperado a la salida de un concierto para matarlo.


El mismo Silvio Rodríguez explica el sentido de un CD de estas características: “Si tomamos en cuenta que cuando grabé mi primer disco llevaba al menos diez años componiendo, Erase que se era no es más que mi insistencia en reparar un vacío; un pago más de mi deuda con la acumulación de experiencias que me llevó hasta Días y flores. A aquellos años provocadores; a la diversidad que nos hizo; a mi soñadora, contradictoria y entrañable generación dedico estos aprendizajes”.

“Estas canciones llevaban mucho tiempo esperando”

El cantautor cubano explica el proceso de rescate que le dio forma a su nuevo disco, que aparecerá en la Argentina la semana próxima. Y anuncia su intención de salir de gira con las canciones más pedidas por la gente.

Por Karina Micheletto

Silvio Rodríguez lleva consigo la carga de los símbolos: la sola mención de su nombre actualiza épocas y situaciones, políticas y sociales, pero también personales: un día puntual, un momento, vuelven para muchos cuando suena una canción de Silvio. El efecto es el de esos aromas guardados en algún rincón de la memoria, tan instantáneo como potente. Cargar con ese nombre-símbolo que a él “le causa sarpullido” de sólo pensarlo, le fue imponiendo a su carrera una cierta dinámica de trabajo sobre la nostalgia ajena. Por eso, ni sus recitales ni sus discos conformaron siempre a los fans de “una que sepamos pocos”. Y si con su último disco, Cita con ángeles, mostró su punto de vista sobre el mundo actual, con temas que hacen referencia a la guerra de Irak o el atentado a las Torres Gemelas, en su flamante trabajo, Erase que se era, decidió retomar sus primerísimas composiciones, aquellas que no entraron en su disco debut. Y lo que se escucha, sorprendentemente, son canciones de intacta vigencia.


En este nuevo CD doble, que estará en las disquerías argentinas la próxima semana, Silvio Rodríguez rescata temas compuestos entre finales del ’60 y principios del ’70, es decir, anteriores a la grabación de su primer disco, Días y flores. Muchos de estos temas son inéditos, y algunos ya conocidos por distintas grabaciones o por presentaciones en vivo, como “La canción de la trova”, “El papalote”,”Fusil contra fusil”, “El matador”, “Oda a mi generación” y “Que levante la mano la guitarra”. “Tengo mucho material pendiente, y es que cuando grabé mi primer disco ya hacía una década que componía. Estos temas son de aquellos años inéditos, llevaban mucho esperando y mirándome desde el silencio, acusadores. Quería asegurarme de que estas canciones salieran a la circulación”, explica el cantautor, en entrevista vía mail con Página/12.


Con este trabajo ya editado, el trovador sigue trabajando en un disco homenaje a Noel Nicola –otro de los fundadores del movimiento de la Nueva Trova– que está “casi terminado” y también saldrá este año. “Es un disco con unas tres decenas de canciones maravillosas. Somos los amigos y admiradores de un compositor fascinante, interpretando sus canciones”, cuenta. A este homenaje se sumarán otros cantantes latinoamericanos y españoles, además de figuras de la música cubana como el compositor Leo Brower, Juan Formell y los Van Van, José María Vitier, Santiago Feliú y Polito Ibáñez.

–¿Cómo realizó la selección de los temas del disco, entre todos los que tiene inéditos?

–Quise sobre todo mostrar la diversidad temática que me movía por entonces, el Silvio previo a Días y flores, que fue mi primera exposición. Así que agrupé la mayor cantidad posible de lenguajes, de formas de acercarme a la música y de escribir palabras. En Erase que se era hay también canciones que fueron experimentales en su momento. Y me ha conmovido que algunos de los jóvenes que las escucharon no las encuentren viejas.

–En su último recital en la Argentina contó que “El matador” fue escrita durante una temporada en un barco de pesca. ¿Qué hacía allí?

–Entre 1969 y 1970 viví poco más de cuatro meses en varios barcos. Echábamos redes en un pesquero internacional que estaba entre Dakar y Cabo Verde. Bajábamos hasta Namibia en busca de unas merluzas enormes que se dan por allá. La canción que le da título a este disco y algunas otras, también incluidas, fueron escritas por aquellos rumbos.

–Su canción “El papalote” (para nosotros, “El barrilete”) recrea un paisaje de su infancia. ¿Qué recuerdos le vienen a la memoria sobre aquel paisaje?

–Lo que cuento en esa canción sucedió cuando tenía unos 11 años. Había regresado a mi pueblo con mi madre y mi hermana María, porque mis padres se habían separado. El lugar que más me gustaba del mundo era mi SanAntonio natal, donde estaba en contacto directo con el monte y el río. Por entonces aprendí a nadar, escondido de mis mayores. Narciso “El Mocho” era un señor que vivía frente a nosotros, en un bajareque de latones. Hacía guantes de jugar pelota, tirapiedras, papalotes, y los vendía por centavos. Cuando reunía un dinerito se iba a un bar llamado El sol de Cuba y se sonaba algunos aguardientes. Los chicos lo seguían silbándole y cantándole una tonadita que decía “¿Dónde estás, que no te veo?”. El se volvía furioso y apedreaba fantasmas. La gente se burlaba de su indigencia, pero el día que murió todo el pueblo subió a despedirlo.

–¿Hay algún otro tema de este disco que haya surgido en una ocasión especial?

–Está “Fusil contra fusil”, una de las primeras que le dediqué al Che. Está otra llamada “Discurso fúnebre”, que hice cuando se murió un perrito de mi barrio. Hay tres canciones que le escribí a una amiga norteamericana, en cuya compañía escuché a Armstrong pisar la Luna y las primeras canciones de Bob Dylan. Hay dos o tres canciones algo sarcásticas que cantaba en los conciertos y provocaban reacciones. Hay sones, hay blues, hay canciones a los mártires, hay temas que sólo nos vienen a la cabeza cuando somos unos bohemios impenitentes. Está la canción por la que inicié el trabajo, dedicada a los niños judíos que murieron en el campo de concentración de “Terezín”, al norte de Checoslovaquia. Hay otra dedicada a mi generación, con esa empieza el disco. Como suelen decir, un poco de todo, como en botica.

–En “Nunca he creído que alguien me odia” usted dice: “El instrumento es quien cambia de rostro, pero yo sé que hay un único odio (...) Mi asesino es el pasado, aunque con mano de hombre”. ¿Puede inscribir esa reflexión en algún hecho concreto de la actualidad?

–La impunidad con que unos seres vivos asesinan a otros, la ejemplar libertad que hay en el mundo para aniquilar semejantes. Mirar lo del Líbano, mirar lo de Irak, mirar a los que nos tienen esperando turno... Es la bestia sometiendo a la razón.

–La foto de tapa del CD muestra a un joven Silvio Rodríguez, posando despreocupadamente con una bandera de Cuba de fondo. Parece una escena de entrecasa. ¿Por qué eligió esa foto y en qué circunstancias fue tomada?

–La foto es de Mario García Joya (Mayito), un gran fotógrafo cubano del que fui vecino durante 18 años, cuando vivíamos en El Vedado. Casi siempre que pasaba por su puerta entraba..., es un tipo afable, amigo de la música, tocó la trompeta. Una mañana de septiembre de 1969, cuando estaba próximo a subirme a mi barco de pesca, entré y le conté lo que iba a hacer. Entonces extrajo la cámara y me dijo que me iba a hacer unas fotos, por si me pasaba algo, y ahí empezamos a jugar con eso: imagínate, le dije yo, vas a tener las últimas fotos mías, todo el mundo te las va a pedir, etc., etc. Hablando esas boberías me hizo esa foto, con 22 años. La escogimos para la portada porque ése es el autor de las canciones del disco.

–En “Cita con ángeles” hay temas que hacen referencia a la guerra de Irak o al atentado a las Torres Gemelas. ¿Qué otras situaciones actualmente despiertan sus ganas de escribir?

–Tengo en mente una “Segunda cita”, esta vez con nuestros ángeles particulares, los que revolotean y se posan entre nosotros, los cubanos. Hay un par de encuentros adelantados, hay planes para otros. Pero antes tengo que superar un trabajo enorme que tengo entre manos: la música para un largometraje de animación llamado Meñique. Se trata de un cuento de magia que tradujo y rescribió José Martí para una revista juvenil que él hacía a fines del siglo XX. Es una colaboración que me ha pedido Ernesto Padrón, el director de la película, he dicho que sí y ya estoy trabajando en eso.

–Usted es miembro de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Cuesta imaginarlo como diputado. ¿Cómo es y cómo se toma ese trabajo?

–Ese trabajo es muy diverso y requiere, para hacerlo a cabalidad, de mucha dedicación. Yo soy diputado desde hace 15 años porque fui elegido por votación popular. Estando precisamente en Buenos Aires me enteré, y recuerdo que creí que era una broma. He tratado de tomármelo con disciplina, lo que me resulta muy difícil porque para lo único que yo sirvo es para escribir canciones. Pero digamos que la Asamblea no es completamente estricta en mi caso, que allí tengo compañeros muy comprensivos.

–Pasó unos años retirado de los grandes escenarios, pero parece haber vuelto. ¿O son sólo excepciones? ¿Piensa salir a presentar este disco?

–Tomé distancia, no me retiré, así que tampoco he vuelto. Aparezco poco, puede que algo excepcionalmente. Creo que mi ritmo es más lento, o sereno. Es que me gusta ir cambiando de propuesta y para eso hay que irse preparando. Ahora, por ejemplo, me propongo hacer algo que nunca hice y que es cantar durante un año los temas más solicitados. Una especie de concierto que se pudiera llamar “Complaciendo peticiones”. Pero quisiera hacerlo estrictamente a partir del día en que cumpla 60 años y justo hasta que me dure esa edad, ni un solo minuto después.

con 10 años en línea



Diciembre de 1996 marcó el inicio de una nueva aventura: colocar en línea una página para Silvio Rodríguez Dominguez.

El nombre del sitio debería ser una canción de él mismo, que enmarcara la esencia de lo que significa su música y ha significado su ejemplo como ser social para mucha gente.

Es así como surge "Por quien merece amor"