El cantautor, que actuó el pasado miércoles en el Víctor Villegas, entusiasmó con su generoso repertorio a una entregada aficción que le premió con diez minutos de interminables aplausos MURCIA. Cuándo me preguntaron en la noche de Halloween ¿a quién has ido a ver hoy?, la primera descripción que me vino de Silvio Rodríguez fue, la de uno de los cantautores más influyentes en lengua española.
Derivando en si continúan aun en el contexto de canción protesta, pensé que no tanto como debieran. Pues hoy día, lo políticamente correcto es decir lo que se quiere oír, sin despertar susceptibilidades y ocultarse tras una máscara de carnaval para poder tener éxito sin que te señalen con el dedo.
Pero las más de 1800 personas que engordaron la fortuna del genial cubano, ante el desconfiado aviso de inminente retirada escénica, parecen resistirse a modas superfluas.
En un escenario desprovisto de todo, excepto las mesitas ikea para apoyar el botellín de agua y la cejilla. Apareció el trovador en formación de sexteto a lo Paco de Lucía.
Generoso repertorio
Comenzó su recital parco en palabras, fuera de la pura poesía que destilan sus letras. Excepción concedida en tres puntuales homenajes: al desaparecido Noel Nicola (compañero en la Nueva Trova) al que recordó y versionó ‘Es más, te perdono’; leyendo el mensaje de Danny Glover en apoyo a los 5 compatriotas acusados de espionaje y defendidos como héroes antiterroristas, ahora relatados en un documental titulado ‘El Proceso: La historia no contada’; y por el aniversario del Ché asesinado, recuperó la inédita ‘América, te hablo de Ernesto’.
Se mostró generoso en repertorio. Contentó con ‘Canto arena’ y ‘Canción del elegido’ a los que les gusta corear en voz baja. ‘La maza’ y ‘Ángel para un final’ incitaron el acompañamiento con las palmas y a alguno nos sorprendió con ‘La era está pariendo un corazón’ y ‘Pequeña serenata diurna’. ‘Escaramujo’ con su bonito rapeado y ‘Mariposas’ con la dulce flauta final, destacaron.
Cedió protagonismo durante 3 deliciosos minutos al trío Trovarroco que, con precisión y virtuosismo instrumental, acompaña al maestro en la presente gira. Para recuperarlo en solitario interpretando mágicamente ‘Unicornio’. A todo el público brindó el infalible podio: ‘Óleo de mujer con sombrero’, y ya en el bis con las luces encendidas ‘Te doy una canción’ y ‘Ojalá’.
Tras diez minutos de incondicionales aplausos, regresó sorprendentemente para sincerarnos que la canción anónima ‘El colibrí’ fue la que le hizo escribir páginas en la historia de la canción cubana.
Así terminó por ganarse, más si cabe, a una aficción entregada a sus letras.
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