30 junio, 2007

Silvio Diputado

Alcanzar el orden y la disciplina que exige nuestro pueblo
por Lourdes Pérez Navarro

La Asamblea Nacional del Poder Popular aprobó por unanimidad los informes presentados por el doctor Juan Escalona Reguera, fiscal general de la República, y el doctor Rubén Remigio Ferro, presidente del Tribunal Supremo Popular, los cuales abarcaron logros y deficiencias en la labor de ambas instituciones.

El diputado Silvio Rodríguez propuso llevar de manera sistemática a los mejores exponentes de la cultura a los centros penitenciarios.

Igual respaldo recibió el dictamen de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Jurídicos sobre la rendición de cuenta de estos órganos judiciales que desempeñan una importante función en la preservación del orden y la seguridad ciudadana, en el cumplimiento de las garantías constitucionales y en la aplicación consecuente del ordenamiento jurídico de la nación.
El dictamen, presentado por José Luis Toledo Santander, presidente de la Comisión, enfatizó en la necesidad de lograr un clima social de respeto y acatamiento consciente de las leyes —tarea en la que están comprometidos todos los ciudadanos, no solo los órganos de justicia y la Policía—, indispensable para alcanzar el orden y la disciplina que hoy exige nuestro pueblo, lo cual es piedra angular para preservar las conquistas de la Revolución y contribuir a un mayor desarrollo económico y social.

La Comisión abogó por establecer un sistema jurídico penal más coherente, acorde a las tendencias que reclama el desarrollo político-social del país. Esto implica el empleo consecuente y cada vez menor de las sanciones penales, sin que ello signifique impunidad o tolerancia, ni dejar de condenar con severidad conductas criminales que por su peligrosidad y daño social así lo requieran.

Al destacar el saldo favorable en el trabajo de los jueces de ejecución de sanciones penales, el dictamen recaba un apoyo más decidido de todos los que deben intervenir en esta tarea, y mayor comprensión por parte de las administraciones.

Los diputados apreciaron avances considerables en la actividad judicial, mas demandaron de los tribunales mayor organización y calidad en los juicios orales y otros actos judiciales, los que al retardarse o suspenderse generan malestar, perjudican la jornada laboral y retrasan la administración de justicia.

Reconocieron el trabajo de la Fiscalía en la ejecución de verificaciones, su participación en el proceso administrativo confiscatorio, en la representación social durante los trámites civiles y en la implementación del Decreto Ley sobre la atención a menores con problemas de conducta. No obstante, recomendaron adoptar medidas con el fin de lograr mayor planificación, organización y eficacia en el desarrollo de esas responsabilidades.

Los diputados, quienes en los últimos meses visitaron tribunales y fiscalías en todo el país, enviaron un reconocimiento a los trabajadores de estas instituciones por su labor cotidiana, y expusieron las dificultades materiales en que estos profesionales desarrollan sus tareas.

Un acuerdo nació de la intervención del diputado Silvio Rodríguez —quien confesó ser "un convencido de la utilidad de la cultura en la rehabilitación de los reclusos"—, consistente en el establecimiento de vínculos permanentes entre Cultura, Justicia y Centros Penitenciarios para garantizar las visitas sistemáticas de profesionales de las diversas manifestaciones del arte a las prisiones. A sugerencia de la parlamentaria Irma Sehwerert, se decidió reclamar igual presencia a los representantes del Deporte.
fuente:

22 junio, 2007

SILVIO RODRIGUEZ: QUE LEVANTE LA MANO LA GUITARRA.

Duration: 28:23 Taken: 24 December 1983 Location: Cuba


SILVIO RODRIGUEZ: QUE LEVANTE LA MANO LA GUITARRA.

Aspectos de la vida y la obra del popular cantante y compositor Silvio Rodríguez, fundador del movimiento de la Nueva Trova. Mediante sus canciones, entrevistas y diálogos en vivo se muestra el carácter renovador, comprometido e imaginativo de su obra.

Productora: ICAIC

Guión: Víctor Casaus, Luis Rogelio Nogueras

Música Original: Silvio Rodríguez

Productor: Orlando de la Huerta

Fotografía: Adriano Moreno, Raúl Pérez Ureta, Julio Valdés

Sonidista: Ricardo Istueta, Germinal Hernández

Editor: Gladys Camb

http://www.dailymotion.com/video/xupcb_silvio-rodriguez-que-levante-la-man


Silvio Rodríguez: La lucidez tiene enemigos

Tras la publicación en JR de varios artículos sobre la Nueva Trova en la Cuba de hoy, les ofrecemos la opinión del importante cantautor

Por: Agnerys Rodríguez Gavilán y José Luis Estrada Betancourt

Correo: joselestrada@jrebelde.cip.cu

17 de junio de 2007 00:00:00 GMT





Cuatro décadas se cumplirán en julio de aquel Primer Encuentro de la Canción Protesta que acogió Casa de las Américas, entre el 24 de julio y el 8 de agosto de 1967, el mismo año en que Silvio Rodríguez compartía un recital con Teresita Fernández y poetas jóvenes, y se adueñaba de la pantalla doméstica una vez a la semana con Mientras tanto..., espacio musical donde aparecía como figura central y conductor. De aquella histórica cita, el autor de Ojalá y Te doy una canción recordaba en una entrevista:

«Es obvio que se nos etiquetó como “protesteros” por aparecer convocados por el Centro de la Canción Protesta de la Casa de las Américas —conste que gracias a Haydée Santamaría. En verdad, en ese momento nuestras canciones consideradas “de protesta” se movían más o menos en las temáticas reconocidas: la guerra contra Vietnam, la discriminación racial y el antiimperialismo. Pero a nosotros nunca nos gustó el término de cantores de protesta porque era muy estrecho, porque no reflejaba, en un amplio y más profundo sentido, lo que queríamos, lo que intentábamos y, por supuesto, lo que creíamos hacer. Y esto no era otra cosa que seguir la tradición trovadoresca cubana en su diversidad de formas y contenidos. El término cantores de protesta nos parecía chato, incluso hasta burdo, porque nosotros sentíamos, además, un fuerte compromiso con toda la trova, con la libertad de la poesía y la belleza, y nos parecía que esa aspiración no se podía encasillar, que no tenía límites, que estaba mucho más allá de un eslogan circunstancial.

«Por otra parte, la Casa de las Américas, durante un tiempo, fue casi el único lugar donde podíamos exponer los fuegos iniciales. Allí tuvimos lo que necesita un joven: comprensión y respeto, sentirse atendido y apoyado. Pero nosotros jamás usamos el término de cantores de protesta para autodefinirnos. Siempre hemos dicho que somos, sencillamente, trovadores. O sea que fueron otros los que nos llamaron cantantes de protesta y también fueron otros los que así nos dejaron de llamar».

Transcurridos 40 años de aquel encuentro inaugural —rememorado recientemente con otro internacional dedicado a la Canción Necesaria durante el Cubadisco 2007—, Juventud Rebelde publicó una serie de artículos que tenían como centro la Nueva Trova y pensó que sería formidable conversar con Silvio quien, junto a Pablo Milanés y Noel Nicola, constituyen los máximos representantes de una manifestación que es un componente esencial de nuestra identidad.

Ahora, Silvio trae al presente los comienzos que antecedieron al momento en que la Nueva Trova se impuso en el gusto popular, incluso disputándole la preferencia a la música bailable: «Al principio eran muy contados nuestros seguidores. Entonces no existía la variedad de grabadoras personales de hoy. Ni siquiera se habían inventado las caseteras. La EGREM era el único lugar de Cuba donde se grababan discos y semejante dicha nos tocó a nosotros muchos años después. Así que durante los primeros tiempos la única forma de escuchar a la Nueva Trova era en directo.

«Los aficionados de nuestra música nos seguían de Casa de las Américas a los bancos de los parques, a los zaguanes, a las escaleras de los edificios y a las casas particulares. Cantando constantemente fuimos llegando a los centros de estudio y de trabajo. La Universidad de La Habana, en específico la Escuela de Letras, nos recibió en varias oportunidades y ocasionalmente la televisión universitaria, que al principio solo transmitía para los alrededores de la CUJAE, cuando la fundó Chomi Villar».

Y, no obstante, piensa Silvio, «por dificultoso que hoy parezca, me parece que los jóvenes actuales tienen más facilidades para seguir a sus artistas que los de aquellos tiempos.

«Cuando nosotros aparecimos había, en algunos sectores de la juventud, un poco de cansancio de las formas tradicionales de interpretación de nuestra música. Como sucede ahora, aquello se debatía en los periódicos; se le preguntaba a profesionales y a ciudadanos sobre una presunta crisis en la música cubana. Pero eran tiempos muy diferentes a los de hoy. Había una extrema suspicacia no solo con el rock sino también con lo extranjero, incluso con lo que oliera a “moderno”; se desconfiaba de lo que pudiera resultar una mala influencia para los jóvenes.

«Aquella fobia llegó a la locura de vigilar la forma de los compases musicales, ciertas maneras de hacer ritmos con una batería. Se hicieron planes para este tipo de vigilancia, se elaboraron y se circularon esquemas de detección de gérmenes musicales imperialistas y la música “infectada” automáticamente era condenada al veto.

«Por eso en la segunda mitad de la década del 60, en Cuba, algunos compositores estaban francamente dedicados a la invención de ritmos, y a diario salía una agrupación que lanzaba un “hallazgo” diferente. Algunas de aquellas cadencias eran variantes de los ritmos tradicionales, como el mozambique; otras, como el Wa-Wa, pretendían una asimilación descafeinada de lo que venía de “afuera”. La televisión y la radio apoyaban con bombos y platillos aquellos lanzamientos y algún ritmo, como el mozambique, no solo arrastró por un tiempo a la gente de barrio sino que fue enviado a París en plan conquistador.

«En medio de aquella superproducción de ritmos, de aquellos debates, de aquellas exigencias y también de aquellos errores empezamos a coincidir y a interinfluenciarnos un grupo de jóvenes que, más que una visión igual de la canción, teníamos en común la necesidad de hacer valer lo que deseábamos cantar. Inicialmente fuimos identificados como trova “moderna”, pero también nos decían la trova joven. A cada uno de nosotros lo seguía un grupito minúsculo de partidarios y cuando empezamos a cantar juntos todos nos beneficiamos, porque se juntaron nuestros públicos».

—Silvio, ¿cree que la trova incide en los jóvenes de hoy?

—No sé hasta qué punto, pero también ignoro hasta dónde deja de significar. No pienso que la trova tendría que tener una incidencia a ultranza. La trova misma es de gran variedad y cada zona tiene sus adictos. Es admirable que, a pesar de haber sido casi siempre una música marginada, haya sobrevivido hasta nuestros días, a veces gracias a reducidos guetos de admiradores.

«No estoy de acuerdo con atribuirle a la ausencia o a la presencia de la trova, o cualquier otro tipo de música, problemas sociales que seguro tienen otras razones. Aunque claro que también pienso que en nuestro país hubo momentos más felices para la canción de texto.

«Yo diría que la lucidez tiene enemigos. Estos suelen atribuirle exceso de responsabilidad al compromiso social en las artes. Aluden demasiada conciencia y con ella tristeza.

«Para mí estos son argumentos absurdos, porque todos vamos a tener suficiente ausencia de pensamientos cuando no estemos. ¿Para qué anticiparnos a la nada? ¿Qué prisa podemos tener en no reflexionar?».

—Y en su opinión, ¿qué habría que hacer?

—El joven que todavía se debate en mis entrañas podría responder: la revolución cultural que se empezó con la alfabetización y después se detuvo. Pero dudo que este momento sea más apropiado que el de entonces. Así que mientras se crean condiciones para ese salto, supongo que debemos perfeccionar nuestros medios de difusión y ponerlos en función también de la cultura.

«Esto no puede ser maquillaje, porque eso ya se ha hecho. Los que exponen cultura tienen que ser cultos, los que hacen el arte tienen que ser artistas. Debería comenzar un cambio profundo en varias instituciones».

—¿Vive la trova un buen momento?

—La trova solo es una expresión de la música cubana y en sí misma contiene una amplia variedad. Hay que ver que, salvo en los tiempos en que se inventó la radio, la trova nunca ha sido muy divulgada a través de sus hacedores. El inicio de la radiodifusión lanzó a Matamoros, a María Teresa, a Piñeiro. Después, en los tiempos del filin, los grandes trovadores cantaban a la sombra de los clubes nocturnos, mientras los intérpretes famosos divulgaban sus obras.

«Así que el otro momento de difusión trovadoresca fue cuando se fundó el Movimiento de la Nueva Trova. Y más que por estar auspiciada por la UJC, aunque también por eso, me parece que parte de aquel éxito se debió a que estábamos unidos, a que a menudo decenas de trovadores nos encontrábamos para hablar de los problemas de la cultura, que era una forma de debatir los problemas del país. Casi sin darnos cuenta nos convertimos en un factor vivo y actuante de la sociedad. Yo creo que ser tantos, estar agrupados y ser coherentes nos fue dando el alcance que jamás sospechamos.

«Es obvio que actualmente no existe una experiencia cultural con una fuerza semejante. Puede que valga la pena reflexionar sobre eso. Y no para calcar aquello, que por supuesto es irrepetible. Tendría que ser para tener el arrojo de apoyar algo que fluyera naturalmente de la sociedad, una verdad estimulada, como fue el caso».


Confesiones

EN una entrevista publicada en 1980, Silvio contaba:

«Yo empecé a componer canciones a las que después caracterizaron con el nombre de Nueva Trova o Nueva Canción. Cuando me preguntaban en esa época qué era, yo prefería siempre llamarme trovador. No sé si por intuición. En aquel momento, yo no tenía una idea clara del desarrollo histórico de la trova ni del significado de todo aquello que empezábamos a hacer. Estaba en el ejército, tenía otro trabajo —diseñador de historietas— y pensaba regresar a mi profesión cuando terminara el servicio militar.

«Así empecé, como un joven al que le gustaba la música, cogió una guitarra y empezó a tocar. Como todos los jóvenes de mi tiempo, sentía un poco de rechazo por la música tradicional cubana que se oía en la radio. No así, sin embargo, por las canciones tradicionales de la trova que había escuchado de mi madre.

«En esa época se solía pensar que los trovadores eran unos viejitos que se reunían a cantar con voces desafinadas y roncas. No había una divulgación ni un rescate de nuestra historia musical.

«Desde que cogí la guitarra, lo hice con la idea de decir mis propias cosas. Siempre tuve la certidumbre de que tenía mis propias cosas que decir. Ahora, después de un trabajo profesional de años, de haber aprendido un poco de música, de poder analizar con más elementos y rigor algunas cosas, me doy cuenta de que mis canciones siempre tuvieron una intención diferente a lo que se oía en aquel momento. Aunque fueran canciones de amor, siempre planteaba las cosas de una manera diferente. En aquella época, empecé a leer a los clásicos del romanticismo: Lord Byron, Bécquer, Hoffman, todos ellos. Después me entusiasmó mucho la obra de Poe. Y aún hoy soy un seguidor de algunas de sus enseñanzas».





11 junio, 2007

Respeto, soberanía y antiimperialismo espera Silvio Rodríguez de futuros líderes cubanos

ABN 11/06/2007


Caracas, 31 May. ABN.- El cantautor cubano Silvio Rodríguez afirmó que no sabe cómo serán los dirigentes cubanos del futuro, aunque expresó que no se sentiría traicionado «si mantuvieran básicamente tres premisas: respeto al pueblo, soberanía política y antiimperialismo».

Esta postura la mantiene el artista cubano de 61 años, al ser interrogado acerca del futuro del país caribeño, ante una eventual desaparición física del presidente cubano, Fidel Castro.

«Mientras más pasan los años, la Revolución tiende a institucionalizarse. Hay zonas de la sociedad cubana que requieren modernizarse y, en la medida en que eso ocurra, la institucionalización irá profundizándose», afirmó el músico, quien fue impulsor de la nueva trova cubana.

En cuanto al socialismo en Latinoamérica, que está presente ideológicamente en varios gobiernos latinoamericanos, Rodríguez considera que cada caso tiene sus particularidades, las cuales diferencian cada experiencia.

«Algo que considero importante es que los países más avanzados políticamente no nos cerremos, lo que está muy bien expresado en el espíritu del Alba (Alternativa Bolivariana para los pueblos de nuestra América) y en la práctica del presidente Chávez», apuntó por vía electrónica, al tiempo que reconoció la integración, pese a las diferencias en los procesos vividos por cada nación.

Rodríguez, quien además de ser trovador es diputado a la Asamblea Nacional de su país pese a no haberse postulado nunca, está dedicado ahora a la edición de un concierto que hizo hace poco en República Dominicana y también está escribiendo música para una película de dibujos animados llamada Meñique, dirigida por Ernesto Padrón.

En medio de su desarrollo artístico, mantiene sus posturas políticas bien definidas respecto al proceso de integración. «La principal dificultad que enfrenta el Alba son los intereses y el compromiso de las clases dominantes con todo un sistema de dependencia económica y política».

Ya en el caso específico de la colaboración entre Cuba y Venezuela, Rodríguez enfatizó las afinidades históricas y culturales que mantienen como países del Caribe, las cuales deben estrecharse aún más con las cercanías políticas que mantienen ambos gobiernos.

Un ejemplo de ello son los médicos cubanos que laboran en Venezuela, a través de la Misión Barrio Adentro.

«Al triunfo revolucionario en Cuba muchos médicos y otros especialistas se fueron al norte. Desde entonces tuvimos conciencia de la necesidad de formar profesionales. El trabajo de todos estos años en esa dirección es lo que nos permite ahora ser solidarios con ustedes», destacó.

La integración también se ha dado en el sector cultural, como en la recientemente celebrada Feria Internacional Cubadisco, que sirve para fortalecer la industria discográfica cubana y donde Venezuela fungió como el país invitado de honor.

«Me encantó que Cubadisco dedicara a Venezuela esta edición, aunque es difícil que un sólo evento pueda reflejar la amplitud y la profundidad de una musicalidad tan rica como la de Venezuela», manifestó Rodríguez, quien se refirió al evento desarrollado entre el 19 y el 27 de mayo de este año.

La primera vez que este reconocido músico visitó Venezuela fue en diciembre de 1974, en una visita de urgencia, porque acababa de estar en Santo Domingo para un evento llamado 7 Días con el Pueblo y un coronel de la policía le había dado 24 horas de plazo para abandonar el país.

Como a La Habana no había vuelos directos desde Santo Domingo, Venezuela hizo el favor de darle visa, hasta que consiguió algunas actuaciones en el país y se quedó durante un mes.

«Hasta entonces yo no tenía ni remota idea de la amplitud en ritmos y melodías de la música venezolana, ni de que existía música llanera, de las montañas y de la costa. Tampoco sabía hasta el punto delirante en que pueden ustedes llevar el contrapunto ni las sutilezas vocales que cultivaban solistas, grupos y coros. Desde aquella primera visita supe que Venezuela era un país que musicalmente era un continente», expresó.
Fuente: Agencia Bolivariana de Noticias

03 junio, 2007

Silvio Rodríguez en jurado de concurso Frida-Rivera

La Habana, 29 may (PL).­ El cantautor cubano Silvio Rodríguez integrará el jurado del concurso de trovadores en homenaje a los pintores mexicanos Frida Kahlo (1907-1954) y Diego Rivera (1886-1957), comunicaron hoy los organizadores.


Según las mismas fuentes, el certamen se llevará a cabo por el L aniversario de la muerte de Rivera y el centenario del nacimiento de Kahlo.


El evento, está patrocinado por el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, de La Habana, y la embajada de México en Cuba y forma parte de una jornada de homenaje a ambos artistas de militancia comunista que se extenderá del 6 de julio al 24 de noviembre.


Rodríguez, gran amigo de México, estará acompañado en el jurado por el poeta Víctor Casaus, director del Centro Cultural, y el crítico Germán Piniella.


Las bases del premio indican que se otorgará un galardón único a "la obra que mejor refleje los valores socio-culturales legados" por Kahlo y Rivera.


http://www.granma.cu

Decir la vida en su canción

Decir la vida en su canción
PEDRO ANTONIO GARCÍA

Conocí a Silvio Rodríguez, o mejor dicho, le vi y escuché por primera vez allá por septiembre de 1967, en el programa televisivo Mientras Tanto, según mis recuerdos, un domingo en la noche; pero la opinión autorizada de Víctor Casaus, quien fuera guionista del espacio, insiste en rectificarme que fue un sábado, después de las 8:30 p.m.
El propio Víctor y el poeta Luis Rogelio Nogueras escribieron en 1984 que el programa "llevó en el inicio y la despedida la canción que le daba título" (Al que le disguste mi sincero afán/ de decir la vida en mi canción...).
Y de nuevo me traiciona mi veleidosa memoria porque imaginaba otra pieza al final del espacio: Esta extraña tarde/ desde mi ventana/ trae la brisa vieja de por la mañana...Las letras de Silvio, la audaz (para la época) escenografía pop del espacio, causaron pavor entre quienes no buscan más allá de sus narices.
Y un delimitador de primaveras con poder clausuró el programa.Lo que no evitó que mi generación (cercana a los quince años, aunque ya hoy frisa los 55), la anterior y todas las que vinieron después, sigan acudiendo a Silvio con infinito fervor y una misteriosa lealtad.
Sin considerarme un "silviófilo" ni un "trovadicto", como algunos que en una cola para entrar a sus recitales desafían temperaturas superiores al Sahara y temporales de mayor intensidad que el Katrina; 40 años después me siguen gustando las canciones de Silvio, incluso las actuales, aunque sigo siendo fiel a "Ojalá" y "Óleo de mujer con sombrero".
De ahí que aplauda la decisión de Ediciones La Memoria, del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, de reeditar Silvio: que levante la mano la guitarra de Víctor Casaus y Luis Rogelio Nogueras, que inicialmente apareciera en 1984 bajo el sello de Letras Cubanas.Quienes no conozcan este volumen y gusten de la obra del trovador, les resultará Silvio... todo un regalo. Y una fiesta.
Para esta edición, Víctor Casaus ha preparado una introducción: "Que levante la mano la guitarra limpia"; a la que continúa el capítulo intitulado "Proposiciones", la reproducción del estudio que sobre el trovador hicieran ambos autores para la edición de 1984.
En la sección "Te doy una canción" reúne las canciones de Silvio entre 1966 y 1981; para "Yo digo que las estrellas" el cantautor se somete a un riguroso cuestionario periodístico; la "Pequeña cronología diurna (y nocturna)" nos informa de su vida desde el nacimiento (1946) hasta la preparación del disco Tríptico (1983). "Me veo claramente" intenta su iconografía.
Cuando en 1984 apareció la primera edición (proseguida por otras más en 1987, 1988 y 1993; esta de ahora es la quinta), comenté que nada tenía que criticar, que había satisfecho todas mis expectativas. Hoy día, ya no es así.
No es que el libro haya envejecido. Sino que está incompleto. Ahí está todo el Silvio Rodríguez hasta 1981, sin nada que objetarle; pero falta otro tan importante, ese trovador que ha llegado hasta el 2007 en plenitud de facultades. Y con hitos en la cancionística cubana dignos de figurar en esa cronología que se detiene en el tiempo.
Casaus reconoce que "extender, ampliar, enriquecer el contenido de este libro" es un plan que tiene y sueña, aunque "siempre me he detenido ante el análisis de esa posibilidad, pensando que se convertiría en otro libro". A lo que replicaríamos: Es que "ese otro libro" ya se está haciendo necesario.
Lo ideal sería, tal como sueña Casaus, continuar en "Yo digo que las estrellas" el diálogo iniciado en 1983 y llevarlo hasta nuestros convulsos días de derrumbes ideológicos y neoliberalismo salvaje. Pero, al menos, se impone la inclusión de sus canciones de estas dos últimas décadas y una actualización de la cronología.
De ahí que, sin dejar de aplaudir esta quinta edición, aboguemos por la pronta aparición de "ese otro libro" que nos traiga al Silvio del actual milenio, que no se arrepiente de la utopía y anda muy lejos de colgar su voz de algún lugar común, porque le sobran bríos y talento para cantarle a la vida, el amor, la guerra, el dolor.

Reitera Silvio Rodríguez en Chile posición ética sobre cultura

Santiago de Chile (PL).- El cantautor cubano Silvio Rodríguez ratificó su posición ética sobre el acceso del pueblo a la cultura.El abogado Eduardo Contreras transmitió la actitud del popular artista durante su comparecencia ante un tribunal de Talca, 257 kilómetros de aquí, donde fue presentada una denuncia por presunta violación de la Ley del Consumidor.Rodríquez suspendió un concierto en la sureña ciudad de Talca en marzo debido a los altos precios de las entradas.

Contreras comentó a Prensa Latina lo injusto de esa querella, especialmente por la solidaridad con que el trovador brindó "tanta esperanza a los chilenos durante la dictadura de Augusto Pinochet, cuando sus canciones circulaban clandestinamente de mano en mano".

El letrado resaltó durante la defensa su actitud ética al reiterar la necesidad de que la cultura esté al alcance del pueblo, e informó que los gastos de los espectadores y los productores del concierto en Talca fueron totalmente resarcidos.Contreras comunicó por otro lado el ofrecimiento del autor de Ojalá, de brindar un concierto gratuito la próxima vez que visite Chile y agregó que al artista cubano "le gustaría que fuera en Talca".

Reveló que los abogados querellantes Eduardo Del Campo y Rodrigo González consideraron positiva la posición del cantautor cubano y que el juez suspendió la comparecencia hasta el próximo 29 de junio.

Fuente: PL

Foto de Silvio en Londres

foto enviada por nuestra amiga Claudia Gonzales Zapata












Hola Les mando una foto de Silvio en el concierto en Londres el año pasado en septiembre.


La calidad no es de las mejores porque estaba un poquito lejos pero igual se lo ve bien!!!





Gracias.


Saludos! Goni