La Habana, 3 de mayo de 2009.
Traté de volver a estar contigo hoy, pero, como bien sabes, no me dejaron llegar los que no quieren que los Estados Unidos y Cuba se junten, se canten, se hablen, se entiendan. Son los que piensan que el mundo se divide en poderosos y en débiles; los que sólo aprecian a los que son ricos y fuertes. Son los que no nos perdonan que aún siendo pequeños hayamos decidido vivir de pie. La realidad grita que cada vez deben ser menos estos brutos, pero de alguna forma esa minoría todavía impera y manda. Algunos de ellos vieron un peligro en que nos encontráramos y que un simple acto de fraternidad simbolizara a dos pueblos vecinos que pueden coincidir en canciones y afectos.
Pero no solo yo, querido Pete: todo mi digno y sin dudas mejorable país te admira, te respeta y celebra tus honorables nueve décadas defensoras de la justicia social, la paz y la cultura.
Aquí nadie te ve como un peligro sino como un extraordinario amigo que no nos dejan abrazar con la libertad que quisiéramos. Por eso, más que yo, toda esta Cuba que te quiere, bloqueada todavía por los abusadores, está a tu lado ahora cantando tu profética We Shall Overcome y nuestra martiana Guantanamera.
Un beso para Toshi y un fuerte abrazo para ti de
Silvio Rodríguez Domínguez.
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