y que sabe que sus canciones y palabras siempre van a estar al servicio de la Justicia
No sé cuántos artistas en el mundo son diputados de sus parlamentos, ni cuántos de ellos, en caso de serlo, toman la palabra en una sesión para proponer leyes, medidas, acuerdos, soluciones o temas que deben ser resueltos por la sociedad.
Ignoro cómo fueron elegidas esas personas de las artes, si es que existe alguno en algún Parlamento del mundo.
Pero sí sé que en Cuba tenemos a varias personalidades de las artes, que ocupan escaños como diputados en la Asamblea Nacional del Poder Popular, y entre ellos me voy a referir al Fundador de la Nueva Trova, Silvio Rodríguez Domínguez.
Silvio, como lo llamamos en todo el planeta todos los que lo queremos, es diputado por el municipio habanero de San Antonio de los Baños, su terruño, al cual llegó "por donde hay un río", el día de su nacimiento, el 29 de noviembre de 1946.
Allí nadie vio jamás un pasquín con el rostro de Silvio, ni nadie lo escuchó hacer campañas politiqueras a su favor, prometiendo "casas, caminos y escuelas", ni ofreciendo ingresos en los hospitales a cambio de un voto, ni pagando un solo centavo a los desempleados que no existen, ni haciendo compromisos de nombramientos públicos para que votaran por él.
Nada de eso.
La Comisión Electoral, facultada para confeccionar las listas de candidatos a Diputados, tras analizar la trayectoria de miles de ciudadanos comunes y corrientes, decidió inscribir el nombre de Silvio en las boletas y el artista, genuino representante de su pueblo, fue elegido por abrumadora mayoría en su municipio natal, junto a otros propuestos en esa y las demás localidades del país, que integran la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Ya en más de una ocasión Silvio ha tomado la palabra en las magnas citas parlamentarias, como hizo el pasado 29 de junio, durante los debates del Noveno Período Ordinario de Sesiones correspondiente a la Sexta Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Se debatía el Informa de la Fiscalía y el Tribunal Supremo Popular y Silvio propuso que los artistas fueran presentados en las prisiones, "convencido de la necesidad de la cultura para rehabilitar a los reclusos".
Para ello, dijo, se debe instrumentar un acuerdo entre los ministerios de Cultura, de Justicia y la Dirección de Establecimientos Penitenciarios, que organicen estas visitas periódicas de artistas a las cárceles.
Otra diputada, Irma Sehwerert, madre de René González, uno de los Cinco Héroes Cubanos Prisioneros del Imperio, quizás porque conoce por su hijo lo que significa estar encarcelado, amplió la propuesta de Silvio y la hizo extensiva también a figuras del deporte.
Al referirse a la importancia ética de estas visitas, ejemplificó cuando ella acudió a un penal, acompañada por el artista de la plástica Alexis Leyva Machado "Kcho", quien tuvo una magnífica acogida por parte de los reclusos de aquel centro.
La propuesta de Silvio, enriquecida con el criterio de Irma, fue aprobada por unanimidad y ahora solo queda esperar por la primera ocasión de que un grupo de músicos, poetas, escritores, bailarines, pintores y cineastas acudan a los establecimientos penitenciarios, para llevar su arte a los reclusos, y demostrarles a esos hombres y mujeres que cumplen sus sentencias que ellos no están solos ni abandonados a su suerte, como ocurre en casi todas las naciones del orbe, donde las cárceles son almacenes de presos.
En esos sitios, lejos de rehabilitar y reincorporar plenamente a la sociedad a quien ha cometido un delito, los convierten en más delincuentes. Muchas veces ingresan por un simple hurto para mitigar el hambre, y mueren allí o se convierten en asesinos, porque la realidad les impone matar para vivir, que llega a convertirse a la larga en vivir para matar.
Cuba, mediante sus leyes penales vigentes, se preocupa no solo por enfrentar y combatir todas las manifestaciones delictivas, sino por la reeducación total de quienes delinquen, e incluso hay funcionarios legales designados para dar atención a los que hayan cumplido sus sanciones, que deben ser incorporados a puestos de trabajo acordes a su calificación, muchas veces alcanzada en las mismas prisiones, donde los reclusos pueden estudiar y superarse.
Estoy seguro que en la avanzada del primer grupo de artistas y deportistas va a estar el diputado Silvio, en esa ocasión sí con la guitarra en mano, no como diputado al Parlamento, sino como lo que es y será siempre: el trovador del pueblo que lo vio nacer y crecer, y que sabe que sus canciones y palabras siempre van a estar al servicio de la Justicia, esa justicia que tanta falta hace en este mundo, que puede y va a ser mucho mejor.
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Fuente: http://www.cubahora.co.cu/
14/07/07
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