14 julio, 2007

Apostar por el hombre

Por Miguel Terry Valdespino


[13.07.2007]- Actualización 12:10 pm de Cuba En un célebre filme brasileño titulado Memorias de la cárcel, basado en la experiencia carcelaria del escritor revolucionario Graciliano Ramos, un gendarme desalmado que recibe a los reclusos les tira en plena cara esta frase inolvidable: "Ustedes no están aquí para enmendarse; ustedes están aquí para morirse". Y de verdad se morían aquellos prisioneros.


En fecha reciente he recordado esta frase después que el cantautor del Ariguanabo, Silvio Rodríguez, durante la última sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, defendiera la posibilidad de llevar canciones, poesía, música, teatro...,a quienes, por una razón u otra, se encuentran cumpliendo alguna sanción penitenciaria en Cuba.


Alivia y reconforta saber que, mientras los reclusos de medio mundo son desechados como basura, en un país como este se lleve a cabo todo un plan de rescate para devolver al seno de la sociedad a aquellos hombres y mujeres que un día cometieron un delito y debieron responder ante la justicia.


Si bien la voz de Silvio expresó un deseo perfectamente humano, lo cierto es que ya sabía de otras figuras y otros nombres que, en el centro penitenciario de Guanajay, lograron resultados extraordinarios con los reclusos en cuanto a la formación de hábitos de lectura y escritura.
Nunca olvidaré que, en compañía de varios talleristas y especialistas de la dirección de cultura en el municipio, asistimos a un Taller Literario Municipal en este centro, donde nos fue posible degustar la obra poética de varios de ellos, confinados allí por causas reprobables; pero nunca abandonados a su suerte como aquellos personajes que deambulaban y sobrevivían junto a Graciliano Ramos en las cárceles de Getulio Vargas.




Si la intervención de Silvio no pasó por alto, tampoco pasó descolorida la de la joven que, a través del conocido Alexis Leyva Machado (Kcho), logró crear verdadera pasión por la pintura en un novicio recluso, salvado para siempre gracias al arte.


Es verdad que siempre apostamos por un hombre sano, que no delinque o golpee a sus semejantes. Pero también es cierto que muchos hombres necesitan una segunda oportunidad para volver a tomar un rumbo cierto. En ese sentido va la opinión de Silvio y de otros que, en Guanajay y en muchos sitios de la ínsula, trabajan por sacar a flote la semilla fértil que duerme en lo profundo del alma humana.


Recuerdo haber conversado con reclusos que se adentraban en los caminos de Paradiso y Cien años de soledad, recuerdo cómo intentaban descifrar los misterios del criollo y el colombiano, recuerdo cuánto disfrutaban el haber descubierto semejantes tesoros...
Silvio, una vez más, habló con el corazón. Y una vez más apostó por el hombre.


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