A sus 62 años, Silvio Rodríguez confiesa que cada vez escucha menos música, y cuando lo hace se limita a volver a los mismos temas que ha escuchado toda la vida.
Sabe bien que sus canciones están muy alejadas de géneros contemporáneos como el reggaetón y el hip hop; sin embargo, el cantautor (San Antonio de los Baños, 29 de noviembre de 1946) confía en que éstas —aquellas que hablan de amor y revolución— sobreviven entre las propuestas que hoy rigen la industria musical.
Defensor aguerrido de los procesos revolucionarios, defiende el plan de Juanes de realizar el concierto “Paz sin fronteras” (el 20 de septiembre en La Habana). La estrella de pop ha recibido fuertes críticas desde el exilio anticastrista que vive en EU, y amenazas de muerte.
Silvio platicó, en entrevista vía correo electrónico con KIOSKO, sobre lo anterior y acerca de su regreso a México, el 13 de septiembre en el Auditorio Nacional.
—Se reencontrará con el país que lo ha arropado desde la primera vez que vino (1975), ¿qué significa para usted?
—Hacía dos años que no venía a cantar. Tengo muchos amigos en México, entre los que conozco y los que no. Lo he visto siempre, sobre todo en los conciertos públicos que he dado en el Zócalo y otros lugares. Siempre va mucha gente, y algo que me conmueve mucho es que llevan a sus niños. Me encanta que las familias lleven a los pequeños. Esos contactos me hacen recordar la primera vez que vine, en 1975, cuando pocos conocían mi trabajo.
—Juanes ha recibido un gran número de quejas por el concierto “Paz sin fronteras”. Muchos cubanos lo apoyan, otros lo critican, ¿usted qué opina?
—Lo apoyo, como la aplastante mayoría de los cubanos de adentro y de afuera.
—¿Cómo definiría la Cuba de 2009? ¿En dónde quedó la revolución?
—Cuba está volcada en la producción de alimentos. Gastamos lo que no teníamos en importaciones, teniendo muchas tierras sin sembrar. Se quiere rectificar eso, pero hay temores; liberar la agricultura implica el posible enriquecimiento de algunos. El gobierno está ante la disyuntiva de hacer lo que necesita el país, o seguir haciendo lo que se considere ideal, o menos conflictivo. Mi opinión es que temprano o tarde vamos a tener que hacer lo que necesitamos.
—¿De dónde surge la idea de incluir en su recital al poeta Roberto Fernández Retamar, y al guitarrista Rachid López?
—El recital se concibió desde siempre así, como un espacio de poesía y canción donde estuviéramos Retamar y yo. Lo estrenamos en mayo en La Habana, para celebrar el 50 aniversario de la Casa de las Américas. La idea de incluir ahora a Rachid es mía, para que me ayude en algunos temas; él toca mejor que yo la guitarra.
—Joaquín Sabina dijo hace años que le falta componer su “mejor canción”, un tema que sea similar en significado a lo que “Mediterráneo” fuera para Serrat. ¿A Silvio Rodríguez le hace falta escribir su mejor canción?
—A mí me gustaría primero seguir teniendo ideas y después ganas de ponerlas en canciones. Creo que con eso basta para que haya deseos de hacer algo mejor. Escribir mejores canciones es una aspiración que no se me agota.
—¿Podría platicarnos sobre su proyecto de jazz y “Segunda cita”? ¿Cómo es que se animó a incursionar en este género?
—Casi todos los músicos con los que he tocado en mi vida han sido jazzistas. Tuve experiencias especiales con Afrocuba, con Irakere y con Diákara. Lo nuevo esta vez es que usé un trío de jazz acústico, a la vieja usanza: Roberto Carcassés al piano, Feliciano Arango en el contrabajo y Oliver Valdés en la batería. Son músicos jóvenes, pero maduros, que comprendieron muy bien las composiciones que puse en sus manos. Su participación hace aportes a mi sonoridad y a la vez resulta una nueva experiencia para ellos. Fue un encuentro que podría calificarse de creador.
—¿Qué opina del concierto que dio el grupo de rock Audioslave hace cuatro años en La Habana?
—Lamentablemente no pude escucharlos, me habría gustado mucho. Antes que Audioslave, han tocado en Cuba Pete Seeger, Billy Joel, Earth, Wind & Fire, Dizzy Guillespie, Jacko Pastorius y muchos otros buenos músicos norteamericanos...
—¿Cuál fue su sentir de haber sido nombrado recientemente embajador de los migrantes en Ecuador?
—Creo que usted es la única persona que se ha dado cuenta de ese nombramiento, y los hermanos ecuatorianos, por supuesto… Siento una gran responsabilidad, porque pertenezco a un mundo de inmigrantes, mis antepasados y nosotros mismos. Nuestra región está compuesta por pueblos necesitados de nuevos espacios donde trabajar y vivir. Ojalá algún día sólo viajemos para satisfacer la curiosidad.
Sabe bien que sus canciones están muy alejadas de géneros contemporáneos como el reggaetón y el hip hop; sin embargo, el cantautor (San Antonio de los Baños, 29 de noviembre de 1946) confía en que éstas —aquellas que hablan de amor y revolución— sobreviven entre las propuestas que hoy rigen la industria musical.
Defensor aguerrido de los procesos revolucionarios, defiende el plan de Juanes de realizar el concierto “Paz sin fronteras” (el 20 de septiembre en La Habana). La estrella de pop ha recibido fuertes críticas desde el exilio anticastrista que vive en EU, y amenazas de muerte.
Silvio platicó, en entrevista vía correo electrónico con KIOSKO, sobre lo anterior y acerca de su regreso a México, el 13 de septiembre en el Auditorio Nacional.
—Se reencontrará con el país que lo ha arropado desde la primera vez que vino (1975), ¿qué significa para usted?
—Hacía dos años que no venía a cantar. Tengo muchos amigos en México, entre los que conozco y los que no. Lo he visto siempre, sobre todo en los conciertos públicos que he dado en el Zócalo y otros lugares. Siempre va mucha gente, y algo que me conmueve mucho es que llevan a sus niños. Me encanta que las familias lleven a los pequeños. Esos contactos me hacen recordar la primera vez que vine, en 1975, cuando pocos conocían mi trabajo.
—Juanes ha recibido un gran número de quejas por el concierto “Paz sin fronteras”. Muchos cubanos lo apoyan, otros lo critican, ¿usted qué opina?
—Lo apoyo, como la aplastante mayoría de los cubanos de adentro y de afuera.
—¿Cómo definiría la Cuba de 2009? ¿En dónde quedó la revolución?
—Cuba está volcada en la producción de alimentos. Gastamos lo que no teníamos en importaciones, teniendo muchas tierras sin sembrar. Se quiere rectificar eso, pero hay temores; liberar la agricultura implica el posible enriquecimiento de algunos. El gobierno está ante la disyuntiva de hacer lo que necesita el país, o seguir haciendo lo que se considere ideal, o menos conflictivo. Mi opinión es que temprano o tarde vamos a tener que hacer lo que necesitamos.
—¿De dónde surge la idea de incluir en su recital al poeta Roberto Fernández Retamar, y al guitarrista Rachid López?
—El recital se concibió desde siempre así, como un espacio de poesía y canción donde estuviéramos Retamar y yo. Lo estrenamos en mayo en La Habana, para celebrar el 50 aniversario de la Casa de las Américas. La idea de incluir ahora a Rachid es mía, para que me ayude en algunos temas; él toca mejor que yo la guitarra.
—Joaquín Sabina dijo hace años que le falta componer su “mejor canción”, un tema que sea similar en significado a lo que “Mediterráneo” fuera para Serrat. ¿A Silvio Rodríguez le hace falta escribir su mejor canción?
—A mí me gustaría primero seguir teniendo ideas y después ganas de ponerlas en canciones. Creo que con eso basta para que haya deseos de hacer algo mejor. Escribir mejores canciones es una aspiración que no se me agota.
—¿Podría platicarnos sobre su proyecto de jazz y “Segunda cita”? ¿Cómo es que se animó a incursionar en este género?
—Casi todos los músicos con los que he tocado en mi vida han sido jazzistas. Tuve experiencias especiales con Afrocuba, con Irakere y con Diákara. Lo nuevo esta vez es que usé un trío de jazz acústico, a la vieja usanza: Roberto Carcassés al piano, Feliciano Arango en el contrabajo y Oliver Valdés en la batería. Son músicos jóvenes, pero maduros, que comprendieron muy bien las composiciones que puse en sus manos. Su participación hace aportes a mi sonoridad y a la vez resulta una nueva experiencia para ellos. Fue un encuentro que podría calificarse de creador.
—¿Qué opina del concierto que dio el grupo de rock Audioslave hace cuatro años en La Habana?
—Lamentablemente no pude escucharlos, me habría gustado mucho. Antes que Audioslave, han tocado en Cuba Pete Seeger, Billy Joel, Earth, Wind & Fire, Dizzy Guillespie, Jacko Pastorius y muchos otros buenos músicos norteamericanos...
—¿Cuál fue su sentir de haber sido nombrado recientemente embajador de los migrantes en Ecuador?
—Creo que usted es la única persona que se ha dado cuenta de ese nombramiento, y los hermanos ecuatorianos, por supuesto… Siento una gran responsabilidad, porque pertenezco a un mundo de inmigrantes, mis antepasados y nosotros mismos. Nuestra región está compuesta por pueblos necesitados de nuevos espacios donde trabajar y vivir. Ojalá algún día sólo viajemos para satisfacer la curiosidad.
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