Fotos: Petí (La Jiribilla)
Ahora mismo es imposible encontrarse en Cuba con alguien que no sepa que el próximo 20 de septiembre tendrá lugar en La Habana un megaconcierto de Juanes y sus invitados. Dedicado a la paz en un momento tan crucial como el que están viviendo nuestros pueblos a causa de las siete bases que abrirá el ejército norteamericano en Colombia, este noble gesto del popular cantante colombiano, implica la posibilidad de asumir oportunidades de profunda trascendencia tanto por parte de los visitantes, como por nosotros los cubanos.
Hasta la fecha de hoy, todavía los organizadores no han revelado en concreto quiénes vendrán, por lo que tanto en medios de información extranjeros al igual que en nuestras calles, se especula con los nombres de posibles personalidades que acompañarán a Juanes entre los que se menciona a Olga Tañón y Miguel Bosé, entre tantos otros.
De cualquier modo resulta obvio que se trataría de una paleta variada de propuestas que tiene, sin lugar a duda, una legión de admiradores cubanos. Desde hace mucho tiempo, en Cuba se conoce de la obra de los cultores del pop latino porque dicha música se consume tanto por sus grabaciones discográficas, como por sus videos, además de divulgarse noticias y comentarios sobre estos artistas en los diversos órganos de prensa cubanos.
En nuestro país hay un decir muy popular referido a que por mucho que uno pida que llueva, el agua solo nos moja cuando el cielo quiera, y en tal sentido nos parece que están dadas las condiciones históricas como nunca antes para este acercamiento musical a la Llave del Golfo.
Sea por el aliento esperanzador de los sueños del ALBA o por la merecida satisfacción ofrecida recientemente a Cuba por su deshonrosa expulsión de la OEA en los lejanos años 60, en nuestro continente persiste una profunda voluntad de estrechar vínculos con nuestro país desde todos los ángulos posibles por lo que si hace 30 ó 40 años atrás, la visita de uno de estos artistas podía extraviar su significado en un universo de conflictos y contradicciones, ahora es el momento justo para que llueva felicidad entre pueblos hermanos.
En ocasiones anteriores como cuando la actuación en nuestros escenarios del músico británico Rick Wakeman o de la agrupación Audioslave de los EE.UU., tenía la impresión de que aparecerían grietas en el muro que de caribeñas aguas han levantado los yanquis para que entre tantas impedimentas, no vinieran artistas a Cuba.
Sin embargo, ahora sí tengo la certeza de que este concierto de Juanes y sus invitados será todo un acontecimiento cuyo alcance se funde con el horizonte de nuestro tiempo. Oportunidades de esta dimensión aparecen revestidas de una relevancia tal que no existen chantajes ni presiones posibles para quien tenga la plena convicción de su derecho de cantarle a un pueblo que lo espera agradecido.
Hasta la fecha de hoy, todavía los organizadores no han revelado en concreto quiénes vendrán, por lo que tanto en medios de información extranjeros al igual que en nuestras calles, se especula con los nombres de posibles personalidades que acompañarán a Juanes entre los que se menciona a Olga Tañón y Miguel Bosé, entre tantos otros.
De cualquier modo resulta obvio que se trataría de una paleta variada de propuestas que tiene, sin lugar a duda, una legión de admiradores cubanos. Desde hace mucho tiempo, en Cuba se conoce de la obra de los cultores del pop latino porque dicha música se consume tanto por sus grabaciones discográficas, como por sus videos, además de divulgarse noticias y comentarios sobre estos artistas en los diversos órganos de prensa cubanos.
En nuestro país hay un decir muy popular referido a que por mucho que uno pida que llueva, el agua solo nos moja cuando el cielo quiera, y en tal sentido nos parece que están dadas las condiciones históricas como nunca antes para este acercamiento musical a la Llave del Golfo.
Sea por el aliento esperanzador de los sueños del ALBA o por la merecida satisfacción ofrecida recientemente a Cuba por su deshonrosa expulsión de la OEA en los lejanos años 60, en nuestro continente persiste una profunda voluntad de estrechar vínculos con nuestro país desde todos los ángulos posibles por lo que si hace 30 ó 40 años atrás, la visita de uno de estos artistas podía extraviar su significado en un universo de conflictos y contradicciones, ahora es el momento justo para que llueva felicidad entre pueblos hermanos.
En ocasiones anteriores como cuando la actuación en nuestros escenarios del músico británico Rick Wakeman o de la agrupación Audioslave de los EE.UU., tenía la impresión de que aparecerían grietas en el muro que de caribeñas aguas han levantado los yanquis para que entre tantas impedimentas, no vinieran artistas a Cuba.
Sin embargo, ahora sí tengo la certeza de que este concierto de Juanes y sus invitados será todo un acontecimiento cuyo alcance se funde con el horizonte de nuestro tiempo. Oportunidades de esta dimensión aparecen revestidas de una relevancia tal que no existen chantajes ni presiones posibles para quien tenga la plena convicción de su derecho de cantarle a un pueblo que lo espera agradecido.
Escoltados por leyendas de la música cubana como Silvio Rodríguez y Amaury Pérez además de Juan Formell y Los Van Van, quienes tengan el privilegio de actuar para el público cubano se llevarán una sorpresa tan agradable, pero tan agradable que se preguntarán asombrados por qué no vinieron antes para descubrir la razón que los anima a continuar en su profesión de músico.
Quienes tengan el privilegio de acompañar a Juanes para su presentación en Cuba, descubrirán la alegría en el brillante colorido de nuestro pueblo, que frente a las infamias y mentiras, se crece en el gesto de agasajar a los amigos que nos visitan.
Quienes tengan el privilegio de acompañar a Juanes para su presentación en Cuba, descubrirán la alegría en el brillante colorido de nuestro pueblo, que frente a las infamias y mentiras, se crece en el gesto de agasajar a los amigos que nos visitan.
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