03 junio, 2007

Decir la vida en su canción

Decir la vida en su canción
PEDRO ANTONIO GARCÍA

Conocí a Silvio Rodríguez, o mejor dicho, le vi y escuché por primera vez allá por septiembre de 1967, en el programa televisivo Mientras Tanto, según mis recuerdos, un domingo en la noche; pero la opinión autorizada de Víctor Casaus, quien fuera guionista del espacio, insiste en rectificarme que fue un sábado, después de las 8:30 p.m.
El propio Víctor y el poeta Luis Rogelio Nogueras escribieron en 1984 que el programa "llevó en el inicio y la despedida la canción que le daba título" (Al que le disguste mi sincero afán/ de decir la vida en mi canción...).
Y de nuevo me traiciona mi veleidosa memoria porque imaginaba otra pieza al final del espacio: Esta extraña tarde/ desde mi ventana/ trae la brisa vieja de por la mañana...Las letras de Silvio, la audaz (para la época) escenografía pop del espacio, causaron pavor entre quienes no buscan más allá de sus narices.
Y un delimitador de primaveras con poder clausuró el programa.Lo que no evitó que mi generación (cercana a los quince años, aunque ya hoy frisa los 55), la anterior y todas las que vinieron después, sigan acudiendo a Silvio con infinito fervor y una misteriosa lealtad.
Sin considerarme un "silviófilo" ni un "trovadicto", como algunos que en una cola para entrar a sus recitales desafían temperaturas superiores al Sahara y temporales de mayor intensidad que el Katrina; 40 años después me siguen gustando las canciones de Silvio, incluso las actuales, aunque sigo siendo fiel a "Ojalá" y "Óleo de mujer con sombrero".
De ahí que aplauda la decisión de Ediciones La Memoria, del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, de reeditar Silvio: que levante la mano la guitarra de Víctor Casaus y Luis Rogelio Nogueras, que inicialmente apareciera en 1984 bajo el sello de Letras Cubanas.Quienes no conozcan este volumen y gusten de la obra del trovador, les resultará Silvio... todo un regalo. Y una fiesta.
Para esta edición, Víctor Casaus ha preparado una introducción: "Que levante la mano la guitarra limpia"; a la que continúa el capítulo intitulado "Proposiciones", la reproducción del estudio que sobre el trovador hicieran ambos autores para la edición de 1984.
En la sección "Te doy una canción" reúne las canciones de Silvio entre 1966 y 1981; para "Yo digo que las estrellas" el cantautor se somete a un riguroso cuestionario periodístico; la "Pequeña cronología diurna (y nocturna)" nos informa de su vida desde el nacimiento (1946) hasta la preparación del disco Tríptico (1983). "Me veo claramente" intenta su iconografía.
Cuando en 1984 apareció la primera edición (proseguida por otras más en 1987, 1988 y 1993; esta de ahora es la quinta), comenté que nada tenía que criticar, que había satisfecho todas mis expectativas. Hoy día, ya no es así.
No es que el libro haya envejecido. Sino que está incompleto. Ahí está todo el Silvio Rodríguez hasta 1981, sin nada que objetarle; pero falta otro tan importante, ese trovador que ha llegado hasta el 2007 en plenitud de facultades. Y con hitos en la cancionística cubana dignos de figurar en esa cronología que se detiene en el tiempo.
Casaus reconoce que "extender, ampliar, enriquecer el contenido de este libro" es un plan que tiene y sueña, aunque "siempre me he detenido ante el análisis de esa posibilidad, pensando que se convertiría en otro libro". A lo que replicaríamos: Es que "ese otro libro" ya se está haciendo necesario.
Lo ideal sería, tal como sueña Casaus, continuar en "Yo digo que las estrellas" el diálogo iniciado en 1983 y llevarlo hasta nuestros convulsos días de derrumbes ideológicos y neoliberalismo salvaje. Pero, al menos, se impone la inclusión de sus canciones de estas dos últimas décadas y una actualización de la cronología.
De ahí que, sin dejar de aplaudir esta quinta edición, aboguemos por la pronta aparición de "ese otro libro" que nos traiga al Silvio del actual milenio, que no se arrepiente de la utopía y anda muy lejos de colgar su voz de algún lugar común, porque le sobran bríos y talento para cantarle a la vida, el amor, la guerra, el dolor.

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