05 agosto, 2009

Silvio por primera vez en Guayaquil

El cantautor cubano ofrecerá un recital gratuito este viernes, a las 19:30, en el Estadio Modelo.


Definir a Silvio Rodríguez es complejo, tanto como describir con palabras la efervescencia de un espíritu. Sin embargo, se podría decir -citando a Mario Benedetti- que es un cantante fuera de serie. A esto habría que agregarle los términos poeta, compositor y añadir, por supuesto, que es una de las voces más representativas de la trova latinoamericana.

Junto con su compatriota cubano Pablo Milanés es abanderado de una forma de hacer música, que nace con los movimientos sociales y políticos que vivió Latinoamérica en los años 60 y 70.

“Ya dije una vez que había empezado a componer porque quería escuchar canciones que no se habían escrito”, dijo Rodríguez alguna vez durante un discurso en Casa de las Américas. De aquellos inicios, el trovador, también, explicó que sus primeras canciones –en sus épocas de recluta en un campamento militar remoto- habían sido como “los partos más dolorosos” de su vida, porque “como apenas había aprendido un par de notas, veía que mi saber era tan pobre que ni remotamente alcanzaba las voces que me cantaban los deseos”.

Proveniente de una familia de campesinos pobres, Rodríguez -quien se declaró deudor del grupo The Beatles y Bob Dylan- cumplió con el servicio militar obligatorio en su isla natal y grabó su primer disco Días y flores (formato LP) en 1975.

De esa producción data En el claro de la Luna, canción que –según el autor- escribió la letra que hoy se conoce “al lado del micrófono, a la hora de cantar”.

Luego llegaron las producciones Mujeres y Al final de este viaje?, de 1978. En la última se incluyen reconocidos temas como Canción del elegido, Ojalá, Óleo de mujer con sombrero y La familia, la propiedad privada y el amor, dedicado a Abel Santamaría, militante cubano asesinado en los inicios de la revolución, hermano de la fundadora de Casa de las Américas.

Continúan su discografía Rabo de nube (1979) y Unicornio (1982), al que pertenecen Canción urgente para Nicaragua, La maza, Por quien merece amor y las célebres líneas “mi unicornio azul / ayer se me perdió / no sé si se me fue / no sé si se extravió”, de la canción que titula el disco.

Las canciones siguieron apareciendo. La última producción que Rodríguez presentó es Érase que era, una recopilación de temas escritos entre 1968 y 1970. De él se desprende el himno Fusil contra fusil, compuesto en honor a Ernesto “Che” Guevara, que dice “todo el mundo tercero va a enterrar su dolor / con granizo de plomo hará / su agujero de honor / su canción”. Este tema apareció en el disco Hasta la victoria siempre, Che querido, que reunió piezas de artistas como Víctor Jara, Carlos Puebla, Pablo Milanés, entre otros, para homenajear al revolucionario argentino.

Según el desaparecido Benedetti, “las letras de Silvio tienen un nivel textual tan afortunado que conservan su validez política aun sin el básico soporte de la música”. El uruguayo, autor de La tregua, definió al trovador como “un poeta que canta, y más aún, uno de los poetas más talentosos de su generación”.

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